El déficit fiscal siguió elevado al cierre del primer semestre. Según el BCR, el acumulado del periodo anual terminado en junio equivalió a 3.9% del PBI. El resultado preliminar correspondiente a mayo también fue 3.9% del PBI, pero luego de hacerse ajustes, terminó 0.1 puntos porcentuales más elevado. En todo caso, desde febrero, el déficit fiscal comenzó a crecer a un ritmo inusual, pasando el umbral de 3% del PBI, y lo registrado al cierre de junio no indica ninguna mejora significativa. ¿Se podrá revertir esta situación?
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El BCR proyecta que el déficit fiscal de este año será 2.8% del PBI, el mismo desequilibrio fiscal que el año pasado. Y ya fue “oficializado” por el Decreto Legislativo 1621, promulgado el lunes pasado –el primero en virtud de las facultades legislativas que el Congreso otorgó al Ejecutivo–. Esta norma, que tiene rango de ley, contempla las metas de déficit fiscal desde este año hasta el 2028: será una disminución gradual hasta llegar a 1% del PBI.
Para convertir en cifras concretas lo que está en el papel –reducir el déficit fiscal en 1.1% del PBI en seis meses no será fácil–, las entidades del Gobierno general tendrán que mejorar sustancialmente la eficiencia del gasto corriente y, al mismo tiempo, impulsar las medidas dictadas para incentivar la reactivación de sectores que tienen a su cargo.
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En marzo se promulgó el Decreto de Urgencia 006-2024, que limita el gasto no esencial, y en junio, el gasto corriente de gobiernos regionales y locales disminuyó. Pero como recién habrían comenzado a ajustarse, su acumulado del primer semestre seguía siendo elevado. Y hay gastos que no podrán reducirse, los llamados “rígidos”, que han seguido creciendo por culpa del Congreso y su generosidad selectiva. Si el gasto corriente no baja lo necesario para alcanzar la meta del déficit fiscal, la inversión pública se verá comprometida. Y dado que la economía estuvo en recesión, esa situación se tradujo en una menor recaudación por Impuesto a la Renta. Además, las pérdidas proyectadas de Petroperú para ese año (S/ 2,700 millones) ejercerán presión sobre el déficit.
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Hay programas sectoriales que podrían apuntalar algunas actividades y, por ende, influir positivamente en los ingresos tributarios, pero la lentitud con que ministerios y gobiernos subnacionales los implementan ralentiza su efecto. El MEF ha pedido al Congreso aprobar un crédito suplementario por S/ 3,000 millones que, en su mayor parte, serán gestionados por esas mismas entidades, o sea que no habrá que esperar celeridad ni impacto económico inmediato.
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