Los efectos de los bloqueos de carreteras, que alcanzaron su punto álgido a inicios de enero y provocaron la caída del PBI de dicho mes (1.12%), siguieron sintiéndose en febrero, pese a que la situación se calmó, salvo en zonas como Puno y algunas de sus provincias.
Si bien el PBI del segundo mes registró una menor contracción (0.63%), hubo el mismo número de sectores con retrocesos (cinco): construcción, telecomunicaciones y finanzas volvieron a caer, mientras que manufactura y agro se sumaron a ese grupo. Transporte y almacenamiento, así como minería e hidrocarburos se recuperaron del resultado negativo de enero.
Nuevamente, el más afectado fue construcción, pues continuó la paralización de obras del sector privado y la autoconstrucción en zonas de alta tensión social, según indica el INEI. El decrecimiento de ese subsector (15.63%), llamado “consumo interno de cemento”, es el reflejo del deterioro de la confianza de empresas y familias.
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El esfuerzo del Ejecutivo por revertir la fuerte caída de la inversión privada en construcción no fue suficiente en febrero, pese a que la inversión pública se expandió un llamativo 25.23%. Ello debido a que la ponderación más alta corresponde al componente privado.
Estos datos ayudan a entender que, por más que el Gobierno impulse una reactivación económica mediante el gasto (corriente y de capital), si el sector privado no recupera la confianza y comienza a invertir, los esfuerzos del Gobierno pueden ser insuficientes.
Otra lección importante es que por más que el MEF diseñe programas dinamizadores del gasto como “Con Punche Perú”, si las entidades ejecutoras no ejecutan su presupuesto eficientemente, el resultado no será el esperado. Por ejemplo, los municipios apenas invirtieron 0.14% más en febrero, respecto del mismo mes del 2022 –en conjunto, son los que reciben más recursos para construir infraestructura–.
¿Qué esperar para el resto del año? Pues las proyecciones de bancos y analistas sobre el PBI y otros indicadores han sido revisadas a la baja –incluso lo hizo el BCR en su último Reporte de Inflación–, ante la intensidad y duración de las anomalías climáticas.
El ciclón Yaku y la probabilidad de un Niño costero han empeorado las expectativas económicas, y marzo habría sido el primer mes de contracción por la acción de la naturaleza. Y por la inacción de las autoridades, como muestra el caso de municipios de Piura, provinciales y distritales, que reclaman presupuesto de emergencia al MEF, pese a que tienen recursos disponibles y no los gastan (Gestión 11.04.2023)
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