ANIVERSARIO. En medio de un clima de protestas contra el Gobierno, que incluye a grupos que han llegado hasta Lima desde provincias como Apurímac, Ayacucho, Cusco y Puno para manifestarse, ayer nuestra ciudad capital cumplió 488 años desde que fuera fundada allá por 1535. Si bien es evidente que hoy la prioridad nacional está y debe estar en lograr una salida política a la crisis, cabe –en conmemoración de esta fecha– hacer una pausa para recordar cuáles siguen siendo los principales retos pendientes que hoy mantiene concretamente la ciudad de Lima. Y qué deberían tener en cuenta las nuevas gestiones municipales.
Como revela el Reporte Urbano de Percepción Ciudadana 2022 de Lima Cómo Vamos, las cuatro principales preocupaciones de los limeños en lo que respecta a su ciudad siguen siendo las mismas desde el 2010. En ese orden: inseguridad ciudadana, calidad del transporte público, corrupción (se pregunta desde 2016) y los problemas de limpieza pública y acumulación de basura. Buena parte de la complejidad que existe para afrontar estos problemas está en que, con excepción del último, que compete específicamente a las municipales distritales, ni la inseguridad, ni el transporte público ni la corrupción son temas que pueda solucionar por sí solo el alcalde de Lima ni, por supuesto, algún alcalde distrital.
Como es sabido, atender esos asuntos, sobre todo inseguridad y transporte, es principalmente competencia del Gobierno nacional a través de sus ministerios. Por ello, quienes postulen a la alcaldía de Lima y a las distritales deberían evitar presentarse en sus campañas como quienes podrían resolver estos problemas por sí solos. En vez de eso, deberían explicar –y esto aún deben hacerlo las nuevas gestiones– cuáles son sus planes y prioridades para que, a través de iniciativas que sí sean parte de sus competencias, complementen el trabajo del Gobierno nacional en esos campos. A ello, además, deberían sumarse otros proyectos más concretos, como el mejoramiento de alumbrado público, o la restauración de pistas, veredas, parques y otros espacios y servicios municipales.
El actual alcalde de Lima ya ha dado señales de cuáles son algunos de sus planes: pretende comprar más motos para patrullas e instalar teleféricos urbanos. Pero también ha hecho declaraciones que no dejan claro si comprende bien los límites de sus competencias.
La capacidad de concentrarse en atender los asuntos prioritarios para los limeños, y de trabajar articuladamente con otras entidades para lograrlo, será sin duda determinante para el éxito de las gestiones municipales que recién empiezan. Esperemos que lo tengan presente.