La semana pasada, la presidenta Dina Boluarte anunció que su Gobierno tendría una nueva ronda de reuniones con las bancadas del Congreso, con el objetivo de llegar a acuerdos básicos de gobernabilidad. Se trata, como se sabe, de una práctica no solo bastante usual, sino saludable y necesaria en cualquier democracia.
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En el caso de este Gobierno, sin embargo, y como ocurrió durante el mandato de Pedro Castillo, estos diálogos no han llevado a acuerdos concretos. En varios casos, más de una bancada se ha negado a participar, o ha preferido aprovechar la ocasión para lanzar críticas contra Ejecutivo, antes que para llegar a acuerdos programáticos.
Esta vez, por ejemplo, Avanza País y Perú Libre –ambas bancadas con representación en la Mesa Directiva del Congreso–, no han participado en las reuniones. En el primer caso por decisión propia: el partido envió una carta al Ejecutivo mostrando su negativa a reunirse, en tanto consideraban que las citas previas habían sido poco productivas. Además, el partido hizo saber que consideraba que la ronda de reuniones en realidad solo buscaba “encubrir la abrumadora desaprobación del 95% que caracteriza” a la gestión de Boluarte. Podemos Perú también descartó participar del diálogo.
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En el caso de Perú Libre, por otro lado, fue directamente el Ejecutivo el que no convocó a esta bancada. Ni tampoco a Juntos por el Perú - Cambio Democrático. La pregunta que cae de madura aquí es que si la presidenta –quien, dicho sea de paso, siempre se ha presentado individualmente como una persona más cercana a la izquierda– quisiera lograr realmente acuerdos, ¿no debería también intentar llegar a puntos comunes con estas bancadas?
Por el lado de las bancadas que sí se han llegado a reunir con este Gobierno, los resultados no parecen haber sido muy alentadores. Tras el encuentro con Fuerza Popular, por ejemplo, el subsecretario general de dicho partido, Miguel Torres, dijo que esperaba que a futuro puedan “tener una mejor coordinación en estos aspectos de corte técnico, económico, entre los poderes del Estado”. Y aprovechó también para expresar su preocupación por los proyectos que dicha bancada ha presentado y que han sido observados por el Ejecutivo.
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Renovación Popular, en su turno, también se reunió con Boluarte, pero solo luego de que su líder, Rafael López Aliaga, rechazara participar directamente, pues aseguró haber participado en “innumerables” diálogos con la presidenta, pero que “hasta la fecha no se ha concretado ninguna acción por parte del Ejecutivo”. Tras la cita, tampoco se supo de acuerdos concretos.
Lamentablemente sucesos como estos solo ponen en evidencia una vez más la debilidad de este Ejecutivo frente al Congreso de turno, así como su incapacidad de liderar una agenda significativa de reformas. Sin duda, un panorama que continúa dañando la confianza en nuestro país. Algo que inevitablemente nos afecta a todos.