CEO de Mibanco, líder de la Línea de Negocios de Microfinanzas de Credicorp y miembro de ‘Es Hoy’
Jorge tiene más de 15 años con su puesto de venta de carnes en el mercado Santa Rosa, ubicado en el distrito de Gregorio Albarracín de la ciudad de Tacna. La pandemia amenazó su continuidad y puso en riesgo lo alcanzado. Sin embargo, su resiliencia y capacidad de adaptación pudo más. Con una pequeña unidad vehicular comenzó a hacer el “delivery” a sus clientes recurrentes. “No podía quedarme de manos cruzadas, tenía que conseguir nuevos clientes y aprender a usar herramientas de pago digitales” me dijo. Así como él, los 330 emprendedores que tiene el mercado tuvieron que ingeniárselas para salir airosos de esta coyuntura. Y el mercado Santa Rosa es sólo uno de los más de 37 que tiene la provincia de Tacna.
En nuestro país 9 de cada 10 empresas son Mypes; es decir, alrededor de 8.4 millones de unidades empresariales, siendo el 72% informal. Además, generan empleo para el 80% de la fuerza laboral nacional (aprox. 14.2 millones de personas) y sus ventas anuales superan los S/ 350 mil millones, casi el doble del presupuesto público. Todas estas características les ha valido el calificativo de verdadero motor de la economía.
No obstante, hoy, 7 de cada 10 Mypes formales acceden al Sistema Financiero y sólo 3 de cada 10 Mypes informales lo logran. La falta de información sistematizada de este sector y el riesgo asociado a este perfil de empresas han sido las principales limitantes para un mayor y más fácil acceso a los servicios financieros. Aun con todas estas limitaciones, en los últimos 10 años el acceso al crédito de las Mypes se incrementó 70% con ratios de morosidad estables. Esta es una contribución enorme de las más de 35 instituciones de microfinanzas que, de manera responsable, vienen atendiendo este sector en los últimos 30 años, con un conocimiento profundo del mercado, una importante capilaridad y herramientas de evaluación sencillas pero efectivas.
Claramente aún falta mucho camino por recorrer porque no estamos atendiendo a todas las Mypes del país, y la pandemia nos ha mostrado una dura realidad. Según el índice de Inclusión Financiera (IIF) elaborado por Credicorp, que mide la inclusión financiera a través de las dimensiones de acceso, uso y calidad percibida en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá y Perú, nuestro país se encuentra en el penúltimo lugar (sólo por encima de México) del ranking del IIF con un puntaje de 37.9 sobre 100, con calificaciones de 34.3 en acceso, 22.7 en uso y 56.8 en calidad percibida. En estas dos últimas dimensiones, el Perú se encuentra por debajo de la media regional. Una mejor articulación técnica entre Estado y empresa privada puede apuntalar este desarrollo.
En Colombia, por ejemplo, la vicepresidencia de ese país ha diseñado la iniciativa “Emprendedores de a pie” que busca la reactivación económica de los emprendedores en alianza con actores privados, propiciando su crecimiento y sostenibilidad. El rol de Mibanco Colombia, en esta alianza, se dará en tres frentes: bancarización, educación financiera y el fortalecimiento de la articulación familiar y compromiso ambiental de los emprendedores y emprendedoras.
En nuestro país también tenemos iniciativas inspiradoras. Este mes, Calidda, la empresa peruana pionera en la distribución de Gas Natural en el Perú, que ha conectado este servicio a más de 870 comedores populares, beneficiando a más de 73,000 personas de 26 distritos de Lima y Callao, y Mibanco, firmaron un convenio para promover la educación financiera en más de 100 comedores populares. Estas capacitaciones en formación financiera y digital con un enfoque de emprendimiento estarán a cargo de Mibanco y serán dadas a las representantes de cada comedor popular. En el marco de esta alianza, los gobiernos locales, a través de las municipalidades, tendrán un papel fundamental, pues brindarán los espacios de capacitación y el soporte en la convocatoria para que se puedan realizar las charlas y talleres en beneficio de las organizaciones de base del distrito. Un ejemplo de cómo el trabajo articulado entre empresa privada, Estado y sociedad civil, funciona.
Tenemos que seguir trabajando por nivelar la cancha y las instituciones de microfinanzas ya lo venimos haciendo.