Sin predictibilidad política y electoral, el inversionista local aguarda.  El extranjero observa la quema —literal y metafórica— de un país.  (Foto: GEC)
Sin predictibilidad política y electoral, el inversionista local aguarda. El extranjero observa la quema —literal y metafórica— de un país. (Foto: GEC)

“Lima arde en llamas”, tituló CNN en español para reportar el incendio que cerró la llamada “Toma de Lima”. “Arde Perú” y “Perú en llamas” fueron los titulares comunes del último jueves en los medios internacionales que cubren lo que ocurre en el Perú. La quema de la Casa Marcionelli, que alguna vez fue la sede del consulado suizo, constituye una metáfora de cómo acabamos con nuestro patrimonio —la imagen del Perú como destino de inversión y de turismo— y hacemos cenizas un futuro de reactivación económica tras el gobierno más mediocre de nuestros últimos tiempos.