Vicerrectora de Investigación de la Universidad del Pacífico
Las mujeres que nos dedicamos a labores académicas, al igual que quienes se desempeñan profesionalmente en distintos sectores de la economía, tenemos dos retos importantes que enfrentar: hacernos un espacio en un mundo que suele estar dominado por hombres, y compatibilizar las labores profesionales con las tareas de la casa.
Sobre el primer aspecto, hay que reconocer que en el mundo académico las mujeres suelen enfrentar serios problemas para destacar y alcanzar reconocimiento y prestigio, así como para ascender a posiciones de responsabilidad, ya sea porque la disciplina en la que trabajan tiene un sesgo masculino, como las ingenierías o las finanzas, porque tienen un acceso más limitado a las comunidades o grupos de investigación, o porque su falta de experiencia o menores oportunidades de participación les resta la confianza necesaria para competir en igualdad de condiciones con sus colegas hombres. También enfrentan brechas en los salarios y recompensas que reciben, así como en la divulgación y reconocimiento del trabajo científico que producen. A todo ello se suma la carga de trabajo doméstico que, como bien sabemos, recae mayoritariamente en las mujeres, y las académicas no son la excepción. Ello además se vio exacerbado con la pandemia y los períodos de confinamiento, durante los cuales la carga de labores domésticas se acrecentó sustancialmente frente a la restricción de los servicios públicos y privados de cuidado; por ejemplo, Cui (2020) [1] identifica, a través del análisis de artículos de ciencias sociales depositados en repositorios de datos abierto que, luego de 10 semanas de confinamiento en Estados Unidos, la producción académica de las mujeres se redujo en 14% respecto a la de los hombres.
Desde la academia es posible contribuir con la reducción de estas disparidades. Lo primero es hacerlas evidentes a través del análisis del comportamiento de la producción académica nacional e internacional entre autores hombres y mujeres, así como mostrar claramente la representatividad de la mujer en la gestión académica de las principales universidades e instituciones de investigación. Este análisis permitirá reconocer la dimensión del problema y establecer medidas específicas para contrarrestarlo. Entre ellas, una de las más importantes es incrementar la presencia de mujeres como docentes e investigadoras en estas instituciones y promover su participación en cargos de responsabilidad. Ello no solo tendrá efectos inmediatos sobre posibles políticas de promoción a una mayor participación de la mujer en la producción científica y los grupos de investigación, sino que favorecerá la aparición de role models que impacten en las generaciones futuras. Es también importante promover el desarrollo de políticas de investigación y desarrollo científico con enfoque de género y el financiamiento de proyectos y estudios realizados por mujeres en las distintas disciplinas. Asimismo, y como pasa en otras actividades y profesiones, es indispensable garantizar un sistema de cuidado de la familia que no dependa de la mujer de la forma que ocurre actualmente, así como permitir modelos de trabajo más flexibles en condiciones adecuadas, que hagan posible incrementar la producción académica femenina.
[1] Cui, R., Ding, H., & Zhu, F. (2020). “Gender Inequality in Research Productivity During the COVID-19 Pandemic”. Disponible en SSRN 3623492.