Escribe: José Ruidías Rojas, profesor en Pacífico Business School.
La intervención y posible liquidación de Caja Sullana (CMAC Sullana) por parte de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), ha generado un estado de alerta en la población sobre la solidez de este tipo de instituciones y podría mellar la confianza de los usuarios, principalmente sobre el grupo de cajas municipales y rurales. De los S/ 428,000 millones de depósitos al sistema financiero peruano, alrededor del 8% es administrado por las cajas, según la SBS, pero si profundizamos el análisis y lo dividimos por tamaño de depósito, nos daremos cuenta que el perfil del usuario promedio de estas entidades son las pymes y los ahorristas de a pie, quienes posiblemente también sean los más vulnerables de la sociedad.
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Si bien la intervención por parte de la SBS a la CMAC Sullana responde a un criterio técnico asociado con la reducción de su patrimonio efectivo, las medidas que se tomen en adelante deberían ser comunicadas con claridad y transparencia para evitar erosionar la confianza, ya no solo de sus usuarios y clientes, sino de todas las personas o pymes que tienen un producto contratado con alguna de las instituciones del mismo tipo.
Imaginemos por un momento una situación donde no se contemple entregar información precisa sobre las medidas para proteger los depósitos, o que dicha información llegue de manera tardía a los usuarios, o por canales de poca difusión. Esto podría generar una situación de desconfianza generalizada y de acciones poco eficientes que perjudicarían a la mayoría; se debe tomar en cuenta que muchas de las decisiones que se ejecutan en situaciones de miedo, están conducidas por sesgos emocionales y usualmente terminan perjudicando a los propios clientes, o peor aún, a todo el sistema. Como lo menciona Daniel Kahnemann en sus publicaciones, todas las decisiones que tomamos tienen una especie de “ecuación” donde sopesamos los beneficios y los costos asociados. Cabe entonces la posibilidad de que mucha gente piense de la siguiente manera: “por más rentabilidad que me ofrezcan las Cajas, si no confío en ellas prefiero sacar mi dinero”.
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El criterio técnico debe primar, pero siempre debe estar acompañado por una estrategia de comunicación efectiva y diligente por parte de las autoridades económicas, que llegue a los potenciales afectados y que atenúe el temor al contagio hacia otras cajas, lo cual podría causar un gran daño al sistema financiero del país.
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