Escribe: Joswilb Vega, Chief Investment Officer de Profuturo AFP.
Imagina que vas al costado de la carretera Panamericana y en medio hay una bolsa con US$ 40,000, ¿te detendrías a levantarla? Ahora, considera que pasan muchos autos a alta velocidad y tienes que evadirlos para alcanzar la bolsa. ¿Te expondrías a ser atropellado por recoger la bolsa?
Este ejemplo busca reflejar el concepto de beneficio ajustado por riesgo. Los US$40,000 sin ningún tipo de riesgo tienen un valor, pero si para conseguirlo uno debe exponerse a heridas, golpes o incluso la muerte, entonces ya no vale tanto. Los economistas utilizan la expresión “no hay lonche gratis”, para referirse a ello.
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Sin embargo, si hubiese un policía deteniendo el tráfico para que se pueda recoger la bolsa sin ser atropellado, muchos lo harían porque se eliminan todos los riesgos.
Llevemos nuestro ejemplo a una escala mayor: aparecen maletas con dinero a lo largo de la carretera, la gente quiere recogerlas, se ponen policías parando el tráfico para que las personas no sean atropelladas, pero llega un punto en el cual no hay suficientes policías, el tráfico no se puede detener a cada rato ni en todo lado y la situación colapsa. Así, solo un número limitado de personas logra recoger el dinero, protegidos por los policías y sin ningún riesgo.
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Hace unos días, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) intervino una caja municipal y sus ahorristas están tranquilos porque la transición busca minimizar las pérdidas, y si las hay, el Fondo de Seguro de Depósitos (FSD) los protegerá. Pero este fondo es limitado y solo alcanzaría para 73,000 de los más de 8 millones de ahorristas que hay en el país. Es decir, si nuestro sistema financiero sufre una crisis grave, menos del 1% de los ahorristas estarían cubiertos por el FSD.
El FSD se creó con un buen fin y ha funcionado en las casi 20 intervenciones de los últimos 30 años, pero también genera incentivos perversos. Es como el policía que detiene el tráfico para recoger la bolsa de dinero, hace pensar que se puede obtener la tasa de interés más alta sin ningún riesgo. Evidentemente, la entidad con más dificultades va a ofrecer la tasa de interés más alta.
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El ahorrista lo sabe, pero aun así deposita sus ahorros en la entidad que ofrece la tasa más alta confiando en que el FSD siempre lo salvará. Al hacer esto, el ahorrista está trastornando la percepción de riesgo de todo el sistema financiero y le asigna recursos a una entidad que no lo recibiría con una percepción de riesgo correcta.
No creo que el FSD deba ser mayor, tampoco que deba desaparecer, pero los ahorristas deben ser conscientes que este fondo solo cubre a 73,000 ahorristas y que no hay lonche gratis.
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