Escribe: Alfonso Bustamante Canny, presiente de Confiep
La próxima semana, Perú recibirá a los líderes de las economías más importantes del Asia-Pacífico en el foro de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), y a la élite empresarial mundial en el APEC CEO Summit. Es un privilegio que nuestro país sea anfitrión de este evento por tercera vez, una oportunidad invaluable para mostrar al mundo su capacidad y hospitalidad. En el 2008 y 2016, Perú brilló en este foro; hoy, en un contexto económico desafiante, puede dar un nuevo salto en el escenario global.
El objetivo central de APEC es facilitar el comercio, promover inversiones y fomentar el desarrollo económico, con el fin de mejorar la calidad de vida en sus 21 economías. Este 13 de noviembre, el Consejo Consultivo Empresarial de APEC entregará un reporte que evalúa los avances en liberalización comercial, seguridad alimentaria y energética, inclusión financiera y apoyo a las micro y pequeñas empresas. Son temas críticos no solo para APEC, sino también para Perú, que enfrenta desafíos estructurales en cada uno de estos frentes.
El CEO Summit, con más de 1,500 altos ejecutivos de las principales empresas del mundo, será un espacio clave para explorar oportunidades de inversión. Es esencial que la presidenta Dina Boluarte proyecte una imagen positiva del Perú y anuncie oportunidades estratégicas de inversión que logren captar el interés de inversores y compradores globales.
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La inauguración conjunta del puerto de Chancay, a cargo de los presidentes Boluarte y Xi Jinping, representa una ocasión ideal para plantear proyectos de infraestructura de alto impacto, como la creación de un tren binacional que hermane a Perú y Brasil y permita activar una relación fronteriza adormecida, lo que reforzaría la posición estratégica de Perú en Sudamérica.
Es oportuno anunciar las zonas económicas especiales con incentivos fiscales temporales para atraer industrias de exportación de alto valor agregado, como la fabricación de automóviles eléctricos, maquinaria, productos farmacéuticos y electrónica. Con el cambio de uso de tierras agrícolas a industriales, los valles de Chancay y Huaral podrían convertirse en un polo industrial, dinamizando la economía peruana a largo plazo.
Con disponibilidad de energía limpia, minerales como cobre y litio, y abundante mano de obra, si cumplimos con las tareas de regulación en zonas económicas especiales y fortalecemos la infraestructura, el eje Callao-Chancay podría tener para Perú un impacto comparable al del canal para Panamá, convirtiendo al norte de Lima en el “nearshoring” que Asia necesita en América.
Que esta tercera cumbre de APEC en Perú sea la ocasión para inspirar a los líderes y CEOs presentes en Lima a ver al Perú como un país de grandes oportunidades, abierto a nuevas inversiones que generen crecimiento sostenible para el beneficio de todos.
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