Escribe: Rafael Torres Morales, Presidente de la Cámara Brasil Perú
El Acuerdo de Complementación Económica (ACE) N° 58, suscrito en el 2005 ha sido una piedra angular en el fortalecimiento de los lazos comerciales y económicos entre Brasil y Perú. Este acuerdo permitió la consolidación de una zona de libre comercio, eliminando barreras arancelarias para los productos originarios de ambas partes.
Desde la implementación total del ACE 58, las exportaciones peruanas a Brasil y de Brasil al Perú han experimentado un crecimiento significativo, abarcando productos agropecuarios, pesqueros, textiles, químicos hasta maquinarias para la minería brasileña. Este impulso se ha visto reflejado, en mayor parte, gracias a la eliminación de los aranceles ad valorem desde 2012 para los productos peruanos y, en 2019, para los productos brasileños. No obstante, para que el Perú continúe diversificando sus exportaciones y para que el Brasil pueda consolidarse como un socio clave en la economía peruana, es necesario dar un paso adicional mediante la ratificación y puesta en vigencia del Acuerdo de Profundización Económico Comercial.
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El referido Acuerdo de Profundización (PEC), firmado en el 2016, tiene como objetivo promover una mayor integración económica entre ambos países a través de medidas que fortalezcan no solo el comercio, sino también la cooperación en áreas clave como las inversiones. La implementación de este acuerdo ofrece un marco legal más robusto y atractivo para los inversionistas brasileños, promoviendo la inversión mutua y garantizando el trato equitativo para ambos países. De hecho, el capítulo de inversiones del PEC contempla disposiciones para asegurar que los inversionistas brasileños reciban un trato no menos favorable que el otorgado a los nacionales, lo cual es un incentivo crucial para fomentar la llegada de capital brasileño al Perú.
Una de las características más importantes del PEC es su enfoque en áreas que no estaban suficientemente cubiertas en el ACE 58, como el comercio de servicios, la contratación pública y la participación de las mipyme. En el capítulo de servicios, por ejemplo, se busca facilitar el acceso de proveedores de servicios peruanos al mercado brasileño, lo que abre nuevas posibilidades para sectores como telecomunicaciones, tecnología de la información, turismo y otros servicios de alto valor agregado.
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Además, el acuerdo promueve una mayor transparencia en los procesos de contratación pública, lo cual es fundamental para que las empresas peruanas puedan acceder a oportunidades de negocio en Brasil, un mercado de compras públicas vasto y diverso.
A pesar de los avances en Brasil, donde el acuerdo (PEC) fue aprobado por el Senado en 2017, éste, desde hace casi 7 años, aún espera la ratificación por parte del Congreso del Perú, el mismo que quedó paralizado (su tramitación) a nivel del Ejecutivo, tras el destape de los casos de corrupción Odebrecht, requiriendo, desde ese momento, el Estado peruano, la modificación del acuerdo previamente negociado y aprobado con el Brasil, mediante la incorporación, -en el citado documento- de disposiciones anticorrupción e integridad en los capítulos de inversiones y compras públicas, lo cual para el gobierno brasilero no resulta posible realizarlo dado a que el instrumento acordado ya cuenta con la aprobación del Congreso de dicho país, por lo que lo lógico sería seguir con el proceso de ratificación del acuerdo por el Perú.
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Ciertamente esta demora y falta de definición ha generado un entrampamiento e incertidumbre sobre la plena implementación de las nuevas disposiciones, las cuales son vitales para maximizar las oportunidades de inversión brasileña en el Perú. La reconducción de la firma de este acuerdo (siempre, con un compromiso de ambas partes de incluir luego de su ratificación, las políticas de anticorrupción que fueran necesarias) debe ser una prioridad para los legisladores peruanos, quienes tienen la responsabilidad de garantizar que el país aproveche las oportunidades que este Acuerdo genere, particularmente en un momento en que las economías de América Latina y específicamente el Perú buscan nuevos socios comerciales y fuentes de inversión (tomando en consideración más aun las urgentes y multimillonarias inversiones que nuestro país requiere hacer a fin de que el Megapuerto de Chancay y otros proyectos logísticos de gran envergadura, puedan cumplir realmente con los objetivos previstos como lo es posicionar al Perú como el principal hub logístico y de negocios de toda la Región).
En conclusión, reconducir la firma del Acuerdo Complementario AC 58 y su Profundización, asegurando su plena implementación, es una medida estratégica para fortalecer la relación económica entre Perú y Brasil. Las inversiones brasileñas en el Perú pueden jugar un papel decisivo en la diversificación de la economía peruana, en la creación de empleo y en el fortalecimiento de sectores productivos clave. Para ello, es imprescindible que el Congreso del Perú ratifique el Acuerdo de Profundización, lo que abrirá la puerta a un nuevo ciclo de cooperación económica que beneficiará a ambos países.
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