Gerente de Estudios Económicos del BCP
Afines del 2020 se esperaba que la economía peruana recuperase su nivel precovid en el 2022. La buena noticia es que ya en el tercer trimestre 2021 la economía creció 1.6% respecto del mismo período del 2019, incluso sorprendió que la inversión privada no minera creciera 16% versus el tercer trimestre del 2019. Es decir, recuperamos y superamos los niveles precovid antes de lo esperado. El 2021 cerrará dentro de todo mejor de lo esperado con un rebote del PBI en torno del 13% vs. 2020 y casi 1% vs. 2019.
El presente año la economía ha demostrado una mayor resiliencia y capacidad de recuperación que la prevista, a pesar del contexto político local. Los principales factores detrás de esta recuperación más rápida son varios: el avance de la vacunación, una subida de términos de intercambio a niveles máximos en casi 50 años, políticas económicas expansivas (Reactiva, bonos a hogares vulnerables), el sólido punto de partida macroeconómico precovid, así como retiros de fondos de AFP y CTS.
El contexto internacional del 2022 luce más desafiante, no solo por la nueva variante del covid-19, sino por la expectativa de subida de la tasa de la FED a partir de mediados del próximo año, en lugar del 2023, como preveían los mercados de futuros hace unos meses atrás. Generalmente, el endurecimiento de la política monetaria en EE.UU. se asocia a una mayor fortaleza del dólar global (apreciación de 7% en lo que va de este año) y salida de capitales de mercados emergentes. Pese a ello, el Perú seguirá beneficiándose de un precio del cobre favorable en torno de los US$/lb. 4.25 en el 2022.
En el frente interno, en el 2022 se mantendría elevada la incertidumbre política y los conflictos sociales, lo que dejará a las variables financieras expuestas a una elevada volatilidad, pero quizás con menores riesgos de un cambio total del régimen económico o Asamblea Constituyente. Por el lado monetario, el Banco Central de Reserva subirá su tasa de referencia al menos 100 puntos básicos más el próximo año con el objetivo de anclar las expectativas de inflación.
Si bien varios de los factores de impulso del 2021 se irán diluyendo, el aumento de producción de cobre proveniente de nuevos proyectos (Mina Justa, ampliación de Toromocho, Quellaveco) así como la resiliencia exhibida el presente año y una mayor inercia permitirían que la economía crezca en torno del 2.5% el 2022. Esta inercia y resiliencia de la economía, llevaría a que algunas actividades y sectores operen a un nivel de capacidad instalada por encima del 90%, lo que impulsaría a adelantar pequeñas inversiones. Sin embargo, debido a la incertidumbre política, esperamos que la inversión privada caiga el próximo año aunque a un ritmo menor que el -7% previsto hace unos meses atrás.
Si la inversión privada pudiese mantenerse flat o estancada todo el 2022, al nivel desestacionalizado alcanzado en 3T21, esta variable crecería cerca de 1.5% y con ello, el PBI podría crecer algo más de 3%, pero dados los factores locales la inversión privada mostraría aún una caída el próximo año. Ojalá, en todo caso, la resiliencia de nuestra economía nos vuelva a sorprender para mejor, pero prefiero ser algo más cauto.
Una inflación acumulada de casi 10% entre 2021 y 2022 se dejará sentir en la billetera del consumidor, mientras que la caída de la inversión privada evitará un mayor dinamismo del empleo formal. A pesar de ello, el consumo privado en términos reales podría crecer en torno de 3% (similar al 2019), favorecido por consumo aún contenido en ciertas actividades (entretenimiento, turismo) y buenas utilidades para los trabajadores del sector minero, que se destinarán a viviendas, autos, electrodomésticos, mejoramiento del hogar, vestido-calzado, entre otros.
En resumen, la economía peruana rebotó el 2021 mejor de lo inicialmente previsto y podría crecer el 2022 alrededor del 2.5%. Sin embargo, no hay que perder de vista que el costo de oportunidad perdido será enorme, puesto que el Perú podría haber aspirado a crecer 5% el próximo año, en lugar de apenas la mitad.