¿Qué tienen en común un carnicero, un repartidor en bicicleta, una estudiante de medicina de una familia acomodada y un joven nacido en una de las barriadas más pobres de Buenos Aires? El hartazgo. Y su apoyo a Javier Milei.
El excéntrico economista ultraderechista, que promete dar vuelta la Argentina con la dolarización, la mano dura contra la delincuencia y el fin de los privilegios de la política tradicional, resultó el más votado con el 30% en las primarias que definieron a los candidatos para las elecciones generales de octubre, lo que lo perfila como favorito para alcanzar la presidencia.
Al igual que otros líderes disruptivos como Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, Milei cuenta entre sus seguidores con millonarios y pobres, trabajadores formales e informales, jóvenes y ancianos, habitantes de grandes ciudades y de poblados alejados y de distintos perfiles ideológicos. Pero todos coinciden en algo: desean un cambio político y económico drástico.
“Estamos cansados los argentinos”, dijo Mario Giménez, de 44 años, quien desde el mostrador de una de las carnicerías que caracterizan al tradicional barrio de Mataderos en la capital es testigo desde hace 20 años de la caída del poder adquisitivo de sus clientes por una inflación endémica que se estima que este año alcanzará el 150%.
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“Hoy comer carne es un lujo, pero un lujo tremendo”, admitió el carnicero pese a que Argentina supo ser uno de los países con mayor consumo de carne per cápita del mundo. “Yo no me acostumbro. Es duro ver a un anciano y decirle ‘con esto no te alcanza’”.
Aunque por tradición los trabajadores de mataderos y carnicerías se inclinaron por el peronismo que actualmente gobierna, Giménez ya no cree en sus promesas de justicia social y votó por Milei, quien adhiere a una corriente que tiene como dogma el respeto por la libertad individual.
“Dejé de hacerlo (votar al peronismo) porque ya no se aguanta. La educación, la inseguridad, está todo mal y no se ven mejoras y tuvieron mucho tiempo. Eso me desilusionó mucho. Es un ciclo cumplido”, afirmó el hombre, padre de tres hijos. De los últimos 20 años, el peronismo gobernó 16.
Milei se impuso en 16 de los 24 distritos del paía con un apoyo que atraviesa todos los segmentos etarios y niveles socioeconómicos.
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Su fuerza, La Libertad Avanza, obtuvo cinco millones de votos más que en las elecciones de medio término de 2021 en las que Milei ganó una banca de diputado nacional.
Milei disputará la presidencia con el ministro de Economía, Sergio Massa, por el peronismo gobernante, y la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, espacio que fue gobierno entre 2015 y 2019 con el conservador Mauricio Macri como presidente.
“Si bien es verdad que (los votantes de Milei) tienen distinta formación y distintas realidades, hay algo que los atraviesa a todos y es la crisis, la situación económica”, evaluó Celia Kleiman, socióloga y directora de la consultora Polldata Market, Social & Political Researcher.
“Buscaban alguien que planteara otra cosa y que también pudiera interpretar esta desazón, esta decepción con la clase política” tradicional, acotó la experta.
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El “León”, como se apoda Milei, devoró parte de la base electoral del peronismo gobernante, pero también de Juntos por el Cambio.
Un sondeo del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (UBA) realizado la semana posterior a las primarias del 13 de agosto reveló que 42.6% de los 4,623 consultados cree que Milei será el futuro presidente. El margen de error fue de 1.4%.
Con las redes sociales como aliadas y presentaciones en programas de televisión de gran audiencia, Milei captó la atención de los argentinos, sobre todo de los más jóvenes, con su melena despeinada, sus críticas a la “casta política” y un plan para dolarizar la economía como solución a todos los problemas de Argentina.
“Siento que es como una propuesta distinta que va a traer el fin de la inflación, ya que al usar el dólar no tenemos la misma inflación que tiene el peso. Siento que el peso ya está muerto”, dijo Belén Ragusa, de 20 años, quien vive con sus padres en un amplio apartamento del barrio de Caballito, en el que predominan las familias de clase media acomodada.
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La joven, que estudia medicina en la UBA, también se entusiasmó con el plan de Milei para reformar uno de los modelos más reconocidos de educación pública y gratuita de América Latina mediante un sistema de cupones por el cual los fondos públicos no se destinarán a los establecimientos educativos sino a los estudiantes, un mecanismo que, con matices, fue aplicado en Chile, Suecia y Estados Unidos, entre otros países.
“Viví en carne propia todo esto que es la decadencia de la facultad, el estado en el que está, cómo los profesores se manejan como quieren, pueden faltar sin avisarte”, argumentó. “Aunque sea muy controversial, en parte va a traer esta mejoría con la competitividad (entre los establecimientos educativos para captar alumnos) y no va a quedar otra que mejorar la educación”.
Los críticos de Milei sostienen que la dolarización no es viable porque el país sudamericano no cuenta con las divisas suficientes para reemplazarlas por los pesos en circulación y tildan de disparatada su propuesta de eliminar el Banco Central.
También se plantean dudas sobre la viabilidad de muchas de sus reformas -laboral, impositiva y de jubilaciones- sin una estructura política que lo respalde, ya que su partido no cuenta con gobernadores y será minoría en el Congreso.
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Para la experta Kleiman, los votantes de Milei “no han visto la letra chica (de sus propuestas) en su mayoría, otros sí y si la han visto le restan importancia”.
A unos pocos kilómetros del hogar de Ragusa, un joven nacido y criado entre los angostos pasillos que separan las casas precarias del Barrio 31, también votó a Milei.
“Él se expresa de una manera muy ruidosa. Eso me llamó la atención, me pareció alguien muy comprometido con el país”, resaltó Fernando Medina, de 17 años, que cursa el último año de la secundaria y votó por primera vez.
Señaló que las propuestas que más le gustan son la “mano dura” contra la delincuencia y terminar con los abusos en el modelo de asistencialismo a los pobres. Milei prometió mantener los planes de ayuda -la pobreza supera al 40% de la población-, pero sin la intermediación de organizaciones sociales como hasta ahora.
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“Hay personas que nunca trabajaron, nunca hicieron nada y les pagan”, cuestionó Medina. “Queremos que haya oportunidades y no tengamos que salir del país para poder trabajar y tener una buena vida”.
“Inteligente, honestidad, buen economista, sinceridad” son algunas de las virtudes de Milei que resaltaron en el estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada. En contraste, se marcaron como defectos “loco”, “violento” y “psicópata”.
En los análisis del voto a Milei también se advirtió el rechazo a las políticas de género que dominaron la agenda pública de los últimos años.
El candidato ultraderechista prometió eliminar el Ministerio de la Mujer en el marco de un ajuste del Estado que busca reducir de 20 a ocho los ministerios. Además, convocará a un plebiscito para derogar la ley que despenalizó el aborto en 2020.
“No le dan bola a las mujeres por más que tengan un ministerio”, aseveró Joel Benítez, de 19 años, parte del nutrido ejército en bicicletas del servicio de entregas a domicilio que ofrecen distintas aplicaciones móviles, una actividad que explotó con la pandemia y se convirtió en un salvavidas para miles de jóvenes.
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El repartidor cree en Milei porque “trae propuestas diferentes, no propone lo mismo que los demás. Propone un cambio. Hay que confiar”.
Para Kleiman “entusiasma también lo del lenguaje inclusivo, que él se niega utilizar, porque es como que este hartazgo abarca todo este progresismo... la gente está preocupada porque no tiene para comer, no tiene trabajo, no puede salir a la esquina de su casa porque es víctima de un hecho delictivo”.
Si bien entre los votantes de Milei prevalecen los decepcionados con la dirigencia política tradicional, otros lo celebran como la expresión de una corriente política que había estado invisibilizada en la oferta electoral de las últimas décadas.
“Hay gente que no sabe quién es. Como vieron que no funcionó con los kirchneristas ni con Juntos por el Cambio, se van con Milei... Lo apoyan porque dice ‘vamos a mejorar’ y ‘hay que echarlos a todos’. Yo tengo fundamentos”, remarcó Horacio Finochietti, un ingeniero industrial de 67 años que reside en una casa en La Horqueta de San Isidro, uno de los barrios más exclusivos de la provincia de Buenos Aires.
El hombre, que se formó en economía y administración de empresas a mediados de la década de 1980 con académicos liberales que también influyeron en Milei, dijo que comulga con su “ideario libertario que defiende el proyecto individual de cada persona, la reducción del Estado y la desregulación de la economía... es la primera vez que alguien con este tipo de ideas logra esta cantidad de votos”.
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener al menos 45% de los votos o 40% y una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo. El balotaje está fijado para el 19 de noviembre.
Fuente: AP
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