Una cincuentena de fieles desafiaron las bombas este domingo en Limán para recibir la tradicional bendición en la Pascua ortodoxa, que los ucranianos celebraron en medio de la tristeza y los daños causados por la invasión rusa y dos meses de guerra.
En un puesto militar de la ciudad oriental de Limán, en el frente de batalla, los soldados cambiaron el habitual saludo patriótico de “¡Gloria a Ucrania!” por “¡Cristo ha resucitado!”. “¡Realmente ha resucitado!”, se respondían.
En la pequeña iglesia ortodoxa del pueblo, unos 50 civiles desafiaron los posibles disparos de mortero para reunirse a rezar desde el amanecer. Los disparos de la artillería ucraniana y rusa se escucharon durante el canto de los salmos.
“Si tomamos decisiones equivocadas, la oscuridad nos destruirá, como la oscuridad nos está destruyendo durante esta guerra”, dijo el sacerdote en su sermón.
“Estamos agradecidos por la ayuda humanitaria y la comunidad que se ocupa de los desplazados”, añadió.
Diez soldados y policías uniformados, algunos con chalecos antibalas, también asistieron a la misa pascual.
Panes y Kalashnikovs
Tras la invasión rusa, que hoy cumple dos meses, miles de personas han muerto y millones se han visto obligados a abandonar sus hogares.
En la ciudad occidental de Leópolis, un matrimonio vestido con sus mejores galas entraba en una iglesia abarrotada, cargando la tradicional canasta de Pascua de desayuno, cubierta con una tela bordada, para que el sacerdote la bendijera.
Yuliya, de 27 años, escuchaba el sermón en la entrada de la iglesia con una amiga.
“Es una fiesta que une a la familia. Ahora estamos en guerra y es más importante que nunca seguir con nuestras tradiciones”, dijo, vestida con un largo abrigo negro.
Las autoridades ucranianas instaron el sábado a seguir los servicios religiosos por internet y a respetar los toques de queda nocturnos.
En un mensaje especial para Pascuas este domingo, el presidente Volodimir Zelenski pidió a Dios “no olvidar Bucha, Irpin, Borodianka” y otras localidades en las que Ucrania acusa a las fuerzas rusas de atrocidades.
“Nuestros corazones están llenos de una ira ardiente, nuestras almas están llenas de un odio ardiente contra los invasores y todo lo que han hecho”, dijo Zelenski. “No permitan que la rabia nos destruya por dentro (...) Transfórmenla en fuerza benéfica para deshacer las fuerzas del mal”, agregó.
“Mi trabajo es quedarme”
En el frente de batalla de la ciudad oriental de Severodonetsk, las tropas ucranianas escondieron sus escasas reservas bajo un puente después de haber sido alcanzados por la noche por disparos de mortero rusos.
Junto con botellas de agua y de Coca-Cola, Kalashnikovs y barras de cereales, les esperaban tres grandes panes de Pascua cubiertos de glaseado y espolvoreados con azúcar multicolor entregados por su comandante.
En Sloviansk, al oeste, los fieles se dirigieron el sábado por la tarde a la catedral Aleksander Nevsky con cestas llenas de huevos decorados y pan dulce.
Paisiy, un sacerdote de 34 años, dijo que se había quedado en la ciudad para brindar consuelo a los numerosos residentes que se habían negado a marcharse.
“Mi trabajo es quedarme. La gente tiene miedo y cuando vienen aquí y ven al sacerdote, se sienten seguros”, afirmó.
Varios residentes venían para recibir una bendición con agua bendita, y luego volvía a subirse a sus bicicletas y se marchaba.
Nadie se quedó más tiempo del necesario en el patio de la catedral de ladrillos, mientras el estruendo de la artillería resonaba a lo lejos.