Frutas, verduras, carne. Al recorrer los pasillos del supermercado de su barrio, en Fráncfort, Nathalie, de 54 años, comprueba cómo han subido los precios de los productos frescos en las últimas semanas.
Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus, “los pimientos se han vuelto especialmente caros”, dice esta alemana, empleada de oficina.
Al igual que ella, los consumidores de varios países europeos han visto cómo aumentan los precios de los productos frescos.
La causa del aumento son las medidas restrictivas para luchar contra la pandemia impuestas en todo el continente, que complican la producción, retrasan el suministro y aumentan la demanda.
En Alemania, el precio de los productos frescos aumentó casi 10% en abril, según AMI, una consultora especializada en mercados agrícolas.
Las hortalizas, en particular, subieron casi 30%, debido sobre todo al brócoli y la coliflor, procedentes de España y Francia.
En Francia, la asociación de defensa del consumidor UFC-Que Choisir constató un aumento promedio del 9% del precio de las frutas y hortalizas desde el inicio de las medidas de confinamiento, a mediados de marzo.
En Polonia, donde los agricultores se enfrentan a una grave sequía, el precio de las manzanas se duplicó en un año. “Los precios aumentan cada día”, confirma Grazyna, una jubilada polaca en Varsovia.
Suministro
Este aumento se debe, principalmente, al cierre de las fronteras que impide la llegada de mano de obra temporaria suficiente para la recolección de las cosechas en los países productores, y agrava las dificultades del suministro internacional.
“Se ha vuelto mucho más difícil trasladar un producto de un país a otro”, afirma Kristjan Bragason, secretario general del sindicato europeo de agricultura Effat.
Los precios también se ven impulsados hacia arriba por un aumento de la demanda global de productos frescos, mientras que el cierre de restaurantes, cafés y cantinas empuja a los europeos a cocinar en sus casas.
En Italia, las naranjas y los limones son populares entre los consumidores, que buscan productos con alto contenido de vitamina C para fortalecer su sistema inmunitario, relata el diario italiano “Il Messagero”.
En Grecia, las ventas de kiwis y limones también están aumentando.
En algunos países, por el contrario, los productores y distribuidores no repercutieron el aumento de los costos en los precios de venta a los consumidores.
Es el caso en España, donde, según el ministerio de Agricultura, estos costes “no se han repercutido de manera significativa en los precios al consumo”.
“Al principio, los precios habían subido un poco, pero ahora han vuelto prácticamente como antes”, constata Jesús Hernández, que tiene un puesto de frutas y verduras en el mercado de la Cebada, el más famoso de Madrid.
Lo mismo ocurre en Gran Bretaña, donde no ha habido un “aumento significativo de los precios” por el momento, según el British Retail Consortium.
En otros países europeos, las autoridades y organizaciones profesionales han llamado a sus ciudadanos al patriotismo culinario para ayudar a los agricultores a hacer frente al aumento de los costes.
En Polonia, el ministro de Agricultura, Jan Krzysztof Ardanowski, animó a sus conciudadanos a “consumir local” para apoyar a los productores del país.
En Francia, “las frutas y hortalizas son más caras porque son las frutas y hortalizas francesas”, explica Christiane Lambert, presidenta del primer sindicato agrícola FNSEA.
Muchos europeos toman como pretexto el confinamiento para ponerse a cultivar un huerto propio. Es el caso de Mariana Arandjelovic, una residente de Fráncfort que, en las últimas semanas, amplió el tamaño de su huerto para plantar patatas, lechugas, pimientos y tomates.
“Ya en marzo me di cuenta de que los precios iban a subir”, comenta. Ahora mira menos las etiquetas de precios en los supermercados, y más el clima, que determinará el destino de su próxima cosecha.