Quest Diagnostics lanzó el lunes el primer análisis de sangre para consumidores que detecta niveles anormales de beta amiloide, una proteína asociada a la enfermedad de Alzheimer que puede aparecer años antes de los síntomas de demencia.
La prueba, que cuesta 399 dólares y se llama AD-Detect, usa la misma tecnología que un análisis de sangre que la empresa empezó a vender para uso médico a principios de 2022.
“Una de las ventajas de tener una prueba de amiloide es que te permite saber, posiblemente años antes incluso de ser sintomático, que estás en riesgo de alzhéimer”, dijo el doctor Michael Racke, director médico de neurología de Quest.
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El anuncio se hizo tras la aprobación reglamentaria en Estados Unidos a principios de este mes de Leqembi, un fármaco de Eisai y su socio Biogen que elimina el amiloide del cerebro y ha demostrado ralentizar el avance del alzhéimer en pacientes en fase inicial.
Un tratamiento similar de Eli Lilly, llamado donanemab, está siendo revisado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Los tratamientos anteriores para el alzhéimer se ocupaban de los síntomas pero no la enfermedad subyacente.
La prueba de consumo de Quest está dirigida a adultos mayores de 18 años que puedan tener una pérdida leve de memoria o antecedentes familiares de alzhéimer y deseen conocer su propio riesgo de padecer la enfermedad, explicó Racke.
Los usuarios deben pagar primero la prueba en el sitio web de Quest. Un médico por teleconsulta revisará la compra para asegurarse de que es médicamente necesaria y hará el pedido en su nombre. Los pacientes pueden revisar sus resultados en línea y tienen la opción de hablar con un médico sin costo adicional.
Si el resultado es positivo, un médico de una red independiente se pondrá automáticamente en contacto con el paciente para discutir los pasos a seguir y, eventualmente, podrá compartir los resultados con otros médicos, según la empresa.
A la doctora Sarah Kremen, neuróloga del Cedars-Sinai de Los Ángeles, le preocupa que las personas que den positivo pero no presenten síntomas acudan en busca de más pruebas, posiblemente con la esperanza de acceder a nuevos tratamientos, pero no podrán someterse a más pruebas si no presentan síntomas.
Según Racke, estas personas pueden beneficiarse de intervenciones en su estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, para reducir el riesgo o retrasar la aparición de los síntomas. También podrían participar en ensayos sobre la enfermedad de alzhéimer en los que se estudien tratamientos para personas en situación de riesgo que siguen siendo cognitivamente normales.
La prueba desarrollada por Quest, creada y realizada en un único laboratorio, no ha sido revisada por la FDA. Por lo general, la agencia no revisa este tipo de pruebas siempre que sean prescritas por un profesional sanitario.
Fuente: Reuters
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