El presidente ruso, Vladimir Putin “no va a ganar” la guerra en Ucrania y, “a pesar de todos sus sueños de un gran papel histórico, se considerará que ha fracasado catastróficamente”, afirma el analista británico Mark Galeotti, ex asesor del Ministerio británico de Asuntos Exteriores para cuestiones relacionadas con Rusia.
Galeotti, que acaba de publicar dos libros-”Tenemos que hablar de Putin. Por qué Occidente se equivoca con el presidente ruso” y “Una historia breve de Rusia. Cómo entender la nación más compleja del mundo” (ambos editados por Capitán Swing)-, señala que el presidente ruso cometió un grave error de cálculo al ordenar la invasión de Ucrania.
Putin “es un oportunista” y tomó la decisión de una invasión a gran escala de Ucrania en el 2021, pues hasta ese momento parecía estar convencido de que este país “tendría que volver a la esfera de influencia de Moscú a través de presiones políticas, económicas y militares limitadas”, sostiene Galeotti, consultor de inteligencia y especialista en la historia y en temas de seguridad de Rusia.
De acuerdo con el experto, en el 2021 Putin se dio cuenta de que Ucrania no iba a volver a la esfera de influencia de Rusia y decidió cambiar de estrategia y apostar fuerte por la opción militar, tal vez porque “cambió su propio cronograma” y decidió apresurarse a resolver la cuestión ucraniana.
Aunque no puede darlos por ciertos de manera tajante, Galeotti se hace eco de los insistentes rumores que en las últimas semanas han circulado acerca de un posible deterioro en la salud de Putin, de modo que “no sabemos hasta qué punto los problemas médicos pueden haber hecho que actúe con más prisa”.
Por otra parte, Galeotti no cree que la guerra vaya a terminar en poco tiempo y afirma que, “en el campo de batalla, es probable que nos dirijamos hacia un punto muerto a largo plazo, con ambos países demasiado fuertes para ser derrotados, pero demasiado agotados para ganar”.
“Tampoco puedo ver ningún tipo de acuerdo de paz inminente, ya que las dos partes todavía están muy distanciadas. Queda por ver si a largo plazo esto consolida a la OTAN o conduce a nuevas divisiones, pero una guerra larga también significa un largo período de sanciones a Rusia, y veo esto como una herida mortal para el sistema de Putin”, comenta Galeotti.
“Con el tiempo, especialmente a partir de este otoño, cuando las reservas comiencen a agotarse, veremos desvanecerse la legitimidad y el apoyo público de Putin, y el mito de su brillantez también se desmoronará sin remisión”, aventura el experto.
Con respecto a las amenazas que Rusia ha proferido contra Finlandia y Suecia por haber expresado su voluntad de adherirse a la OTAN cuanto antes, Galeotti se muestra bastante escéptico en cuanto a que pasen más allá de la mera bravata.
“Rusia claramente puede amenazar, pero eso es prácticamente todo lo que puede hacer. Putin se basó en fanfarronadas y en nuestros temores sobre sus potenciales puntos fuertes. Ahora que hemos visto lo limitadas que son esas fortalezas, él se encuentra en una posición mucho más débil”, argumenta el analista británico.
Además, comenta Galeotti, Putin ha perdido la batalla de lapropaganda en este conflicto, en el que el presidente ucraniano,Volodimir Zelenski, sale como claro ganador en términos de imagen.
“Se observa un claro contraste entre la imagen que ofrece Putin, como un tirano envejecido encerrado en su búnker, y Zelenski, el líderjoven y dinámico en camiseta, que camina en medio de las ruinas deKiev. Para los idealistas, Putin ha demostrado ser un belicista brutal. Para los pragmáticos, es un torpe y un fracasado”, sostiene Galeotti.
Galeotti sostiene que no es contradictoria la predisposición de la OTAN por admitir cuanto antes a Suecia y Finlandia y la lentitud con que llevó a cabo el análisis para la entrada de Ucrania, que era país candidato desde el 2018, si bien no se avanzó más en esa cuestión.
A juicio de Galeotti, “los miembros de la OTAN deben cumplir con ciertos estándares de responsabilidad democrática y compatibilidad militar que Suecia y Finlandia han cumplido desde hace mucho tiempo”.
Sin embargo, subraya, “Ucrania no podría haberse convertido en miembro de la OTAN sin antes romper esta todas las reglas, lo que habría significado la oposición de algunos estados miembros (y no olvidemos que la admisión de un nuevo socio se tiene que aprobar por unanimidad) y también habría incentivado los temores de Putin sobre un Occidente agresivo. Francamente, creo que tales movimientos, más que disuadirla, habrían acelerado una invasión rusa”.
Galeotti incide en el papel tan distante que está ejerciendo China en esta crisis, pese a las iniciales declaraciones en favor de Rusia, a laque si bien nominalmente sigue apoyando, no parece estar haciéndolo de un modo que pueda comprometer gravemente sus intereses particulares a medio y largo plazo.
En este sentido, comenta, “es posible que China esté en una posición de ganar o ganar: si Rusia obtiene algún tipo de victoria, socava a Occidente; pero si pierde, es probable que se vuelva aún más dependiente de China. En definitiva, Pekín tiene todos los incentivos para quedarse quieto y ver qué sucede”.