El precio de los cereales “casi” ha vuelto a la “casilla de salida”, según los expertos, seis meses después del inicio de la invasión de Rusia en Ucrania, que multiplicó exponencialmente el coste de esos productos básicos, contribuyendo a una crisis alimentaria mundial.
El mercado de los cereales va encontrando “un punto de equilibrio” y el peor escenario, con “huracanes de hambruna”, tal y como temía la ONU, ha sido evitado, pero los precios siguen siendo muy elevados, subrayan los analistas.
Los precios del trigo se dispararon hasta los cerca de 440 euros la tonelada en el mercado europeo a mediados de mayo, el doble que un verano antes, mientras el tráfico mercante estaba prácticamente paralizado en el mar Muerto. Pero en agosto habían vuelto a caer hasta los 330 euros.
“Seis meses tras la invasión rusa, es casi una vuelta a la casilla de salida. Los mercados han aprendido a vivir con la crisis. La relajación comenzó a finales de mayo-principios de junio con las primeras estimaciones de producción tranquilizadoras en Europa y la reanudación de las exportaciones de Ucrania, primero por carretera y ferrocarril, luego por mar”, explica Gautier Le Molgat, analista de Agritel.
Ucrania va a “exportar casi cuatro millones de toneladas de productos agrícolas en agosto”, acercándose a los cinco millones mensuales de antes de la guerra, anunció el martes un alto responsable del departamento de Estado estadounidense.
“Un rublo fuerte”
Esa aceleración de las exportaciones de Ucrania, superpotencia agrícola que junto con Rusia supuso el 30% del comercio mundial de trigo a finales del 2021, es fruto del acuerdo firmado el 22 de julio entre Kiev y Moscú bajo los auspicios de la ONU y Turquía.
El acuerdo permitió abrir un pasillo marítimo destinado a dar salida a más de 20 millones de toneladas de maíz, trigo y girasol almacenados en Ucrania. Según el Centro de Coordinación Conjunto que supervisa el corredor, ya han salido del país por vía marítima 721,449 toneladas.
Por el momento, esa flexibilización beneficia más a Ucrania que a Rusia, que prepara su regreso a los mercados en favor de una cosecha excepcional de trigo, estimada en 88 millones de toneladas.
Las exportaciones rusas de trigo para julio y agosto han caído un 27% anual, según estimaciones de la consultoría rusa SovEcon.
El trigo ruso aún es demasiado caro y tiene a duros competidores, como el trigo francés, por varios motivos: los elevados gastos de transporte, un “rublo fuerte”, una tasa rusa de exportación en caída pero aún “muy alta” (en torno a US$ 80 dólares la tonelada), lo que hace que “los agricultores sean reacios a vender”, explica Andrey Sizov, director general de SovEcon.
Las bajas exportaciones rusas han sido uno de los principales factores que explican los precios elevados, considera Sizov, en una crisis que ha tenido menos que ver con la disponibilidad que con los precios y la logística. “Putin mantuvo la presión sobre los precios en un pulso con Europa”, apunta otro experto.
Problemas de aprovisionamiento
Los precios siguen siendo muy altos, porque las causas de la subida siguen ahí: el aumento de los costos de la energía, de los fertilizantes (cuyo precio se ha triplicado en un año) y del transporte.
A ello se suma la “espada de Damocles de la inflación” que pesa sobre las economías más frágiles, dependientes en más del 50 % de las importaciones en el caso de los cereales, subraya Edward de Saint-Denis, corredor de bolsa en Plantureux & Associés, citando el Cuerno de África, Egipto, Yemen o Líbano.
Pero si bien el trigo va recuperando su precio habitual, no puede decirse lo mismo del maíz: omnipresente, la sequía preocupa.
La Unión Europea estima que su producción de maíz ha caído un 16%, mientras que Estados Unidos ha revisado a la baja sus rendimientos de ciertas regiones, especialmente en Nebraska y Dakota del Sur (-21.7%).
“Si no racionamos la demanda, especialmente en el caso del ganado, vamos a tener problemas de aprovisionamiento”, cree Michael Zuzolo, presidente de Global Commodity Analytics and Consulting.
Especialmente porque China, golpeada a su vez por la sequía, ha vuelto a importar cereales.