Las nuevas píldoras de Pfizer y Merck contra el COVID-19 plantean una pregunta esperanzadora: ¿es así como termina la pandemia?
La mejor respuesta que cualquiera puede dar es “tal vez”. No importa cuán efectivas sean las píldoras antivirales, pasarán meses antes de que podamos decir que estamos cerca del final.
Se ha demostrado en estudios que las píldoras reducen sustancialmente las posibilidades de que una persona no vacunada de alto riesgo con COVID necesite hospitalización. El fármaco de Pfizer tuvo una eficacia del 89% y Merck tuvo éxito en aproximadamente el 50% de los pacientes —unos avances científicos poderosos—.
Más estadounidenses han muerto de COVID en lo que va del 2021 que en el 2020, a pesar de la amplia disponibilidad de vacunas. Una mutación problemática, las bajas tasas de vacunación y la adherencia irregular a las medidas preventivas, como el uso del tapabocas, permitieron que el virus se propagara. Los pronosticadores no se atreverán a decir que las píldoras contra el COVID detendrán el virus, al menos no todavía.
Los nuevos tratamientos tienen limitaciones. Probaron las píldoras principalmente en personas no vacunadas de alto riesgo y resultaron útiles solo para aquellas que se enteraron de que habían contraído COVID y recibieron el medicamento recetado a los pocos días de mostrar los síntomas. Pero las pruebas no siempre son tan rápidas, y puede que los no vacunados (los que tienen más probabilidades de contraer COVID y necesitan las píldoras) no estén ansiosos por hacerse la prueba.
Las vacunas siguen siendo la mejor manera de evitar que el COVID ocurra y se propague. Si las personas que desconfían de las vacunas pueden señalar que un nuevo medicamento reduce la amenaza de la enfermedad, es menos probable que se vacunen. Y Pfizer y Merck tendrán que producir rápidamente millones, si no miles de millones, de píldoras si van a estar ampliamente disponibles durante el próximo invierno, cuando se prevé que los casos subirán nuevamente.
El COVID sigue siendo una realidad. Las píldoras pueden reducir la tasa de mortalidad y hacer que sea más fácil vivir con el virus. Aun así, no existen criterios oficiales para declarar el fin de una pandemia.
Para esta, el final podría ser cuando una combinación de medicamentos, vacunas e inmunidad natural ya sea suficiente para suprimir las complicaciones graves del virus, lo que permite a las personas seguir con su vida normal sin necesidad de tomar precauciones.
Ahora que la sociedad reabre sus puertas, es posible que nos estemos acercando a ese punto en algunas partes de Estados Unidos, donde el virus no está empeorando. Incluso entonces, eso no significa que no se producirán brotes ocasionales.