Mientras Rusia sigue atacando a Ucrania, las sanciones impuestas por Occidente a la agresora comienzan a debilitar su proyecto de exportación de gas Arctic LNG 2. En el mar Rojo, por el que transita el 10% del petróleo mundial en barco, fuerzas estadounidenses están repeliendo asaltos con dron de los rebeldes hutíes de Yemen. Una severa sequía en la Amazonía pone en riesgo los embarques de maíz de Brasil, el mayor exportador mundial del grano.
Pese a ello, la calma prevalece en los mercados de commodities. Tras un par de años de aumentos a dos dígitos, el índice Bloomberg Commodity cayó más de 10% el 2023. El precio del petróleo, cercano US$ 80 el barril, es 12% inferior respecto del trimestre pasado y, por ende, muy por debajo de sus niveles del 2022. En Europa, el gas bordea su nivel más bajo en dos años. Granos y metales también están baratos. ¿Qué podría remecer estos mercados?
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Tras sucesivos shocks que inflamaron los precios a principios de esta década, los mercados se han adaptado. Lo que hizo que el mundo sea más resistente fue la respuesta de la oferta, vía incrementos de la producción y reajustes de los flujos comerciales. Los inversionistas están tranquilos porque los niveles de oferta de muchos commodities no se veían tan bien desde fines de la década del 2010.
El 2023, por ejemplo, el aumento de la producción de petróleo de países no miembros de la OPEP y sus aliados (OPEP+), fue suficiente para cubrir la mayor demanda global. A fin de mantener los precios estables, el bloque recortó su producción en 2.2 millones de barriles diarios (b/d), equivalentes al 2% de la oferta global. La firma de data Kpler predice que, en los primeros cuatro meses del 2024, habrá un exceso de oferta de 550,000 b/d que sería suficiente para reponer existencias.
En Europa, las frenéticas compras de gas desde el inicio de la guerra de Rusia y un leve invierno (boreal) han mantenido las reservas en 90%, muy por encima del promedio a cinco años. Asumiendo un clima normal y ninguna disrupción importante, deberían permanecer cercanas a 70% para fines de marzo, según la consultora Rystad Energy. En Asia, las elevadas existencias también mantendrán bajo el precio del gas.
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También está boyante la minería de litio, níquel y cobalto, lo que mantiene moderados los precios de metales “verdes”. En tanto, las mayores siembras de granos y soya (fuera de Ucrania) y un clima clemente hacen que se proyecte una cosecha récord en 2024-2025. Esto elevará de 13% a 16% el promedio del ratio existencias/utilización —un determinante clave de precios— para exportadores de alimentos, según el banco neerlandés Rabobank.
La abundante oferta indica una sosegada primera mitad del 2024, pero posteriormente, la producción de petróleo fuera de la OPEP podría estabilizarse, retrasos en el inicio de exportaciones de terminales de licuefacción en Estados Unidos frustrarán los esfuerzos europeos para reaprovisionarse de gas y los bajos precios golpearán los márgenes de los agricultores, amenazando las siembras. Los mercados estarán más expuestos a shocks, de los cuales destacan tres: un notable rebote económico, mal clima y estallidos militares.
Se espera que el ritmo económico global sea lento, lo que implica un modesto crecimiento en la demanda por commodities. Tambén se espera que la inflación siga menguando, así que los commodities tendrán menos atractivo como coberturas financieras. Pero no es imposible una sorpresa, no en China, sino en Estados Unidos, donde las tasas de interés podrían ser recortadas pronto y un fuerte gasto en infraestructura toma viada.
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Un clima anómalo tendría un mayor impacto. Prolongadas temperaturas bajas en Europa podrían forzar el uso de 30,000 millones de m3 extra de gas (equivalentes a 6% o 7% de la demanda usual), estima Rystad Energy, lo que la obligaría a competir por suministros más agresivamente con Asia. Una sorpresa climática sería aún más negativa en el mercado de trigo, en especial si afecta a Rusia, la mayor exportadora. Debido al aumento del consumo, que alcanzaría un récord esta temporada, las existencias globales se acercan a su menor nivel desde 2015-2016.
¿Y las guerras? El 80% de las exportaciones rusas de alimentos transita por el mar Negro, así como 2 millones de b/d de crudo. Represalias navales podrían sacudir los precios, aunque un aumento de producción de OPEP+ y la presión internacional para proteger los embarques de alimentos calmarían los mercados.
Según Rystad Energy, la situación en el mar Rojo podría causar un salto de 15% en el precio del petróleo, pero sería temporal. Conflictos en Irán y otros Estados del golfo Pérsico, donde está la mayor parte de la capacidad petrolera ociosa, serían la real causa de caos. El potencial de US$ 200 el barril, que parecía posible en marzo del 2022, podría retornar.
Tendría que ocurrir algo extremo —o una combinación de eventos menos extremos— para tumbarse por sorpresa a los mercados de commodities. Pero en esta década, ya han sucedido eventos que parecían improbables.