Los pacientes con cánceres de la sangre tienen una respuesta de anticuerpos significativamente más débil a las vacunas para COVID-19 que los pacientes con tumores sólidos, pero pueden estar bien protegidos contra la enfermedad grave, informaron los investigadores en ASCO 2022, la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica.
Los investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, estudiaron las respuestas inmunitarias tras tres dosis de las vacunas para el COVID de Moderna, Pfizer-BioNTech o AstraZeneca en casi 400 adultos con cánceres activos o recientemente tratados.
Descubrieron que solo el 3.2% de los 256 pacientes con tumores sólidos carecían de anticuerpos capaces de neutralizar el SARS-CoV-2 y prevenir la infección, en comparación con el 30% de los 137 con neoplasias hematológicas. Sin embargo, las respuestas de las células T fueron similares independientemente del tipo de cáncer.
Por lo tanto, las respuestas de las células T pueden indicar una protección inmunitaria “para quienes no tienen respuesta de anticuerpos”, señalaron los investigadores.
El mismo equipo informó en otro documento registrado que los datos sobre la seguridad de las vacunas COVID-19 para los pacientes con cáncer “son tranquilizadores”
Las respuestas a la encuesta de casi 500 adultos y niños mostraron que la mayoría experimentó algunos efectos secundarios, siendo el dolor en el lugar de la inyección y la fatiga los más comunes.
Sin embargo, las tasas de reacciones graves fueron bajas (entre 0% y 10%) y las interrupciones del tratamiento del cáncer fueron poco frecuentes (entre 0% y 11%). “No se registraron cambios significativos en la calidad de vida con las dosis 1 o 2 en niños o adultos”, señalaron los investigadores.