El hambre mundial aumentó en el2021, con alrededor de US$ 2,300 millones de personas enfrentando dificultades moderadas o severas para obtener suficiente comida, y eso fue antes de la guerra en Ucrania, que provocó aumentos en el costo de materias prima y energía, según un informe de la ONU.
“El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2022″ destaca que la cantidad de personas en el mundo que no pueden pagar una dieta saludable aumentó en 112 millones a casi 3,100 millones, lo que refleja el impacto del aumento de los precios de los alimentos durante la pandemia de COVID-19.
El prólogo, elaborado por los jefes de las cinco agencias de la ONU que publicaron el informe, destaca que la guerra en Ucrania, que comenzó el 24 de febrero, “está interrumpiendo las cadenas de suministro y afectando aún más los precios de los granos, fertilizantes y energía”, lo que resultará en más aumentos de precios en la primera mitad del 2022.
Al mismo tiempo, dijeron, los fenómenos climáticos más frecuentes y extremos también están afectando las cadenas de suministro, especialmente en los países de bajos ingresos.
Ucrania y Rusia producían casi un tercio del trigo y la cebada del mundo y la mitad de su aceite de girasol, mientras que Rusia y Bielorrusia son los productores número 2 y 3 del mundo de potasa, un ingrediente clave de los fertilizantes.
Según el informe, el hambre siguió aumentando en África, Asia y América Latina y el Caribe en el 2021, pero a un ritmo más lento que entre el 2019 y 2020.
“En el 2021, el hambre afectó a 278 millones de personas en África, a 425 millones en Asia y 56.5 millones en América Latina y el Caribe”, señala el documento.
Además, la brecha de género en la inseguridad alimentaria, que creció durante la pandemia, se amplió aún más: “En el 2021, el 31.9% de las mujeres en el mundo tenían inseguridad alimentaria moderada o grave en comparación con el 27.6% de los hombres”, señala el informe.
Según el reporte, en el 2020, casi el 22% de los niños menores de cinco años (149 millones) tenían retraso en el crecimiento y el desarrollo, mientras que el 6.7% (45 millones), sufrían emaciación, la forma más letal de desnutrición. En el otro extremo de la escala, el 5.7% de los menores de cinco años (39 millones) tenían sobrepeso.