Según el Banco de Pagos Internacionales, la desigualdad económica no es causada por los bancos centrales y los funcionarios de los Gobiernos deben desempeñar su papel para abordar las razones fundamentales de la brecha de ingresos y riqueza.
“La desigualdad no es un fenómeno monetario a largo plazo”, dijo el jueves el gerente general del BPI, Agustín Carstens, en un discurso en la Universidad de Princeton.
“Los bancos centrales son plenamente conscientes de las consecuencias de sus acciones en la distribución del ingreso y la riqueza en horizontes más cortos”, pero “no tienen las herramientas necesarias para lograr resultados distributivos específicos por sobre de los objetivos de su mandato”.
Los responsables de formular las políticas en Europa y Estados Unidos han enfrentado presión para reconocer el impacto dispar de sus políticas ultra expansivas. El presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Jerome Powell, dijo a principios de esta semana que los beneficios de la recuperación económica en su país se distribuyeron de forma drásticamente desigual en términos de raza e ingresos.
Con millones de personas sin trabajo y disturbios en todo el país por la desigualdad racial, el año pasado la Fed se comprometió a un enfoque más inclusivo cuando actualizó su estrategia.
Por su parte, el Banco Central Europeo, que está revisando su enfoque, pidió hacer mayores esfuerzos para comprender lo que la distribución desigual del ingreso y la riqueza significó para la transmisión de sus políticas.
Sin embargo, Carstens refutó el argumento de que la política expansiva de los bancos centrales ayuda indebidamente a los ricos a través de precios más altos de bienes raíces y acciones, diciendo que factores como la tecnología y la globalización estaban detrás del aumento de la desigualdad.
Él también señaló que la inflación desenfrenada actúa como un impuesto para los pobres, mientras que la inestabilidad del sector financiero, causada por la política monetaria cuando esta es demasiado flexible durante demasiado tiempo, podría conducir a una recesión y consecuencias duraderas para la desigualdad.
“Cumplir con el mandato de los bancos centrales de garantizar la estabilidad macroeconómica proporciona la mejor base para una sociedad equitativa”, dijo Carstens. Aun así, “mantener la economía en equilibrio no es algo que la política monetaria pueda hacer por sí sola”.