Los esfuerzos para poner fin a las protestas en Ecuador estaban en estancados el jueves cuando el gobierno del presidente Guillermo Lasso se negaba a poner fin a las medidas de emergencia como exigen los manifestantes, mientras que la producción de crudo estatal continuaba cayendo.
La inquietud por los precios del combustible, los alimentos y otros artículos básicos ha estallado en protestas a veces violentas en todo el país desde el 13 de junio, lo que llevó a Lasso a declarar un estado de excepción en seis provincias, incluida la capital, Quito.
La masiva manifestación, liderada por la organización indígena Conaie, está poniendo a prueba la capacidad de Lasso para reactivar la economía y poner en marcha el empleo. El mandatario tiene una relación de confrontación con la Asamblea Nacional, cuyos legisladores han bloqueado sus propuestas, y ha luchado para contener la creciente violencia que atribuye a las bandas de narcotraficantes.
El Gobierno ha llamado reiteradamente al diálogo a los manifestantes, pero los líderes indígenas han impuesto como condición frenar la represión de la fuerza pública y derogar el estado de excepción.
“El estado de excepción no es posible levantarlo”, dijo el ministro del gobierno, Francisco Jiménez, a una radio local.
Jiménez explicó que el gobierno está cumpliendo con algunos de los pedidos de los indígenas, incluida la firma de decretos para subsidiar fertilizantes como la urea, condonar las deudas en la banca y aumentar el presupuesto para salud y educación.
“Mientras en las calles masacran a nuestra gente no podemos dialogar”, escribió la Coanie en Twitter, y pidió un diálogo con resultados efectivos.
Durante las protestas, los manifestantes han ingresado a fincas de flores y bloques petroleros, causando daños en algunos lugares e impactando en la producción de crudo.
La petrolera estatal Petroecuador suma una pérdida acumulada de 350,000 barriles de crudo desde que inicio la protesta y ha tenido que apagar más de 800 pozos petroleros, dijo el gerente, Ítalo Cedeño, a una radio local.
“Hemos perdidos centrales de generación, oleoductos secundarios, estaciones de recolección y el mismo oleoducto transecuatoriano (SOTE) se encuentra sin crudo que pueda bombear”, agregó Cedeño. “Ya la mitad de nuestra producción está parada, ya la mitad de nuestros pozos están cerrados”.
Los líderes de las protestas han denunciado una fuerte represión policial. Un manifestante identificado como Byron Guatatoca fallecido después de ser golpeado en la cabeza por un bote de gas lacrimógeno, según una alianza por derechos humanos.
Otro manifestante murió la semana pasada después de caer a un barranco, y el Ministerio de Salud dijo que dos personas murieron en ambulancias retrasadas por bloqueos de carreteras.
En medio de las manifestaciones, la presidencia de Ecuador informó la noche del miércoles que Lasso dio positivo para COVID-19.