El mito de El Dorado, el reino de oro escondido en las tierras indígenas de América, pervive en los diferentes valores que hoy alimentan el “sueño americano”, según sugiere una exposición que se inaugura este miércoles en Nueva York.
“El Dorado: mitos de oro” reúne en la Americas Society decenas de obras de arte y objetos históricos desde el periodo prehispánico hasta la época contemporánea, muchos realizados por artistas indígenas, para ofrecer nuevas interpretaciones, plantear preguntas críticas y, en resumen, “complicar” y revisar la leyenda.
La exposición es fruto de un “esfuerzo muy amplio entre un grupo de artistas, comisarios e intelectuales en Latinoamérica, Norteamérica y Europa”, y más que dar explicaciones, quiere abrir a debate el concepto de El Dorado como destino “necesariamente inalcanzable”, explican sus responsables a EFE.
LEA TAMBIÉN: Ciencia revive bálsamos para momificar a la nobleza egipcia
“Decimos ‘mitos de oro’, en plural, porque no solo están los mitos de El Dorado durante el primer periodo de contacto y el periodo colonial: vemos cómo El Dorado se ha transformado, igual que la alquimia trataba de crear oro de otros materiales, en caucho, en petróleo (o) en litio...”, señala la comisaria jefa, Aimé Iglesias Lukin.
“Es una advertencia sobre los errores del pasado para que intentemos cambiarlos en el futuro, y para pensar sobre nosotros en América”, agrega la experta, que en ese contexto describe al “sueño americano” como “un insumo en los diferentes momentos extractivistas, con diferentes materiales, en el continente”.
La ciudad de oro se ha transformado, sugiere el texto que recibe al visitante en la galería de la institución, en “unos valores más intangibles, aunque igualmente poderosos, personales y colectivos, como son el individualismo, la avaricia y el consumo, centrales en las sociedades capitalistas contemporáneas”.
El recorrido comienza con dos figuritas de la civilización Quimbaya (ubicada en lo que hoy es Colombia), de entre el 600 y el 1.400 a.C., y una máscara de la Lambayeque (costa norte de Perú), entre el 900 y el 1.100 a.C., ejemplos de objetos de oro con peso sagrado y codiciados por los conquistadores.
También sobresalen varios grabados del belga Theodor de Bry que retratan las primeras expediciones europeas a las Américas y mapas con los que los colonizadores guiaban sus viajes, uno de ellos con la supuesta ubicación del Lago Parima, donde se creía que estaba El Dorado.
La historia se intercala con tiempos recientes en piezas de carácter político, como una bandera de Estados Unidos dorada, obra del mexicano Rubén Ortiz Torres, que representa “una jaula de oro” y critica el “consumismo que muchos migrantes buscan alcanzar llegando aquí”, explica la comisaria asociada Tie Jojima.
O los flotadores también dorados de la dominicana Scherezade García, con etiquetas del aeropuerto JFK, que evocan “la crisis de migración actual, ya sea la gente que huye del Mediterráneo como del Caribe”, apunta el profesor de Historia de la Universidad de Nueva York Edward Sullivan, también organizador.
La artista indígena brasileña Moara Tupinambá muestra, a través de collages fotográficos surrealistas, escenas de “apocalipsis” que muestran la degradación de la naturaleza y sirven de augurio de lo que puede pasar cuando el furor por el oro, en su sentido clásico o en sus nuevas formas, nubla los sentidos de los exploradores modernos.
También refleja esa “fragilidad” de la Tierra la brasileña Laura Vinci, con esculturas en forma de hojas de árbol doradas que decoran una pared, y que invitan a reflexionar sobre cómo la “cultura occidental valora mucho más el oro que la naturaleza”.
Medio centenar de piezas, entre pinturas, grabados, fotografías, esculturas y vídeos, componen esta muestra, la primera de dos partes, realizada en colaboración con la Fundación PROA de Buenos Aires y el Museo Amparo de Puebla, y que se complementará con un una serie de programas públicos, incluido un simposio académico.
Fuente: EFE
LEA TAMBIÉN: Descubren tumba de líder sacerdotal de hace 3,000 años en Cajamarca