Las instalaciones del Mar Negro fueron tomadas por los rusos tras la anexión de Crimea en el 2014 y el gas se consume en la península, donde llega por gasoducto. (Referencial)
Las instalaciones del Mar Negro fueron tomadas por los rusos tras la anexión de Crimea en el 2014 y el gas se consume en la península, donde llega por gasoducto. (Referencial)

Las plataformas petrolíferas marítimas como las que acaba de atacar en el son objetivos tentadores y fáciles durante un conflicto, pero las consecuencias ecológicas de su destrucción pueden ser potencialmente graves.

Según el Ministerio de Defensa ruso, el lunes a las 8h00, misiles antibuque y un dron Bayraktar TB2 atacaron las plataformas de extracción de gas BK-1 y Krym-1.

Según el investigador francés Pierre Grasser, especialista en defensa rusa asociado al laboratorio Sirice, “un ataque con misiles de crucero Harpoon, como indica la comunicación rusa, es técnicamente posible, ya que el lugar se encuentra a 71 kilómetros de la costa ucraniana”.

Según el Ministerio de Defensa ruso “se produjo un fuerte incendio en la plataforma BK-1, lo que supuso una amenaza de catástrofe ecológica”.

El sitio FIRMS, vinculado a la NASA y que permite el seguimiento de incendios, mostró que el lunes se produjo un incendio en el mar y que el martes por la mañana seguía activo.

AFP cruzó esa localización con una base de datos europea que muestra estructuras de extracción de hidrocarburos: corresponde a la plataforma Modu Tavrida, también llamada Boyko Towers, operada por Chernomorneftegaz.

Las instalaciones del Mar Negro fueron tomadas por los rusos tras la anexión de Crimea en el 2014 y el gas se consume en la península, donde llega por gasoducto.

“Tan estúpido como ocupar Chernóbil”

Atacar una plataforma “no es algo muy inteligente. Es tan estúpido como ocupar Chernóbil”, como hicieron los rusos al inicio de su ofensiva del 24 de febrero, explica Thierry Bros, experto en energía y clima del instituto francés Sciences Po.

Para justificar el ataque, un portavoz militar ucraniano de la región de Odesa, citado por la agencia de noticias Interfax-Ucrania, dijo el martes que los rusos instalaron allí “pequeñas guarniciones” y almacenaron equipos de defensa aérea, incluidos radares.

“Estas plataformas se han convertido en instalaciones que han ayudado y están ayudando a los rusos a reforzar su control total de la parte noroeste del Mar Negro”, añadió el portavoz.

Unas afirmaciones que no pudieron ser verificada por AFP.

Cuanto mayor sea el control de Rusia de esta zona marítima, mayor será la amenaza para el resto de la costa ucraniana, y para Odesa en particular.

Desde el punto de vista ecológico, no hay riesgo de derrame de petróleo porque es una plataforma de gas. Desde el punto de vista energético el impacto es casi nulo para Rusia.

Las plataformas que cayeron en manos rusas en el 2014 produjeron entre el 2013 y 2015 unos mil millones de m3 al año, “lo que no es nada comparado con la producción rusa, que es de unos 640,0000 millones de m3 al año”, recuerda Bros.

Las plataformas son objetivos tentadores porque son inmóviles y difíciles de proteger. Ya fueron atacadas en conflictos, como la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), o la guerra del Golfo (1991).

“Es complicado asegurar una plataforma contra un misil de este tipo, ya que no está optimizada para recibir un sistema de autoprotección tierra-aire. La cobertura efectiva solo puede provenir de los buques de superficie”, señala Grasser.