Familiares y allegados piden la liberación de los rehenes israelíes secuestrados el 7 de octubre de 2023 en el ataque de Hamás al sur de Israel. (Foto: AFP/Archivos)
Familiares y allegados piden la liberación de los rehenes israelíes secuestrados el 7 de octubre de 2023 en el ataque de Hamás al sur de Israel. (Foto: AFP/Archivos)

“Los estoy esperando. Quiero abrazarlos”. Casi cien días después de la captura de sus dos hijos, Silvia Cunio se niega a perder la esperanza, igual que las familias de los cientos de rehenes retenidos endesde el ataque de en territorio israelí, el 7 de octubre.

Cerca de 250 personas fueron secuestradas ese día y llevadas a Gaza durante un ataque sin precedentes del movimiento islamista palestino. En noviembre, 105 fueron liberadas gracias a una tregua pero según las autoridades israelíes todavía faltan 132, la gran mayoría de ellos israelíes, civiles o militares.

Dentro de este grupo hay 25 que murieron sin que sus cuerpos hayan sido devueltos a las familias. Otros 11 cuerpos sí pudieron volver a “Bring them home now” (“Tráiganlos a casa ahora”), rezan carteles esparcidos por todo el país, donde el rostro de los desaparecidos está en todas partes.

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Algunos de los que fueron liberados empiezan a contar su terrible experiencia, marcada en algunos casos por la violencia y las agresiones sexuales que dicen haber sufrido o visto.

Los familiares están organizados y multiplican las conferencias de prensa, los llamados a las autoridades y las acciones simbólicas. Pese a la consternación y el dolor, se niegan a darse por vencidos.

“Película de terror”

En el caso de Silvia Cunio, de 63 años, nueve familiares o personas cercanas a su familia fueron secuestradas la mañana del 7 de octubre, en el pequeño kibutz de Nir Oz, en pleno ‘sabbat’.

Cuatro siguen secuestrados: dos de sus hijos, David, de 33 años, y Ariel, de 26; la novia de Ariel, Arbel Yehud, de 28; y su hermano, Dolev, de 35, padre de cuatro hijos.

El pequeño pueblo agrícola de Nir Oz, a menos de tres kilómetros de la Franja de Gaza, fue escenario de una de las peores masacres cometidas ese día en el sur de Israel.

Los ataques de Hamás dejaron en total unos 1.140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en el número de víctimas israelíes.

En represalia, el ejército israelí lanzó bombardeos masivos y una ofensiva terrestre contra la Franja de Gaza que dejó hasta ahora más de 23.200 muertos, según el Ministerio de Salud de Hamás.

En su nuevo apartamento en la pequeña ciudad de Kyriat Gat, lejos del kibutz, Silvia Cunio tiene en un sillón una camiseta con las caras de sus hijos impresas.

Constantemente relee los últimos mensajes en A las 08h28 de esa mañana, Ariel escribió: “Estamos en una película de terror”. “Desde ese mensaje no hay señales de vida”, dice su madre.

El ataque devastó Nir Oz, un pueblo de 400

Veinticinco personas fueron asesinadas en el lugar y otras 75 llevadas por la fuerza a la Franja de Gaza, incluido Kfir Ibas, el rehén más joven de la lista, que cumplirá un año el 18 de enero y que está retenido junto a sus padres y su hermano Ariel, de 4 años.

Silvia Cunio llegó de Argentina a Israel en 1986, junto a su esposo. Y aunque describe la vida en Nir Oz como “el paraíso”, ahora asegura entre lágrimas que no volverá al kibutz, donde trabajaba en una lavandería y también como peluquera y manicurista.

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