El bosque tropical de la Amazonía almacena el equivalente a casi dos años de emisiones de carbono a nivel global, pero su papel como sumidero de carbono está amenazado, según un estudio divulgado el lunes.
El organismo estadounidense sin fines de lucro Amazon Conservation utilizó datos satelitales proporcionados por la compañía Planet para calcular cuánto carbono almacena la Amazonía. Un análisis de los datos concluyó que, con la deforestación, existe el peligro de que la Amazonía pudiese empezar a contribuir más carbono a la atmósfera del que absorbe.
Los investigadores hallaron que los árboles de la Amazonía contenían 56,800 millones de toneladas de carbono por encima del suelo en 2022. Dijeron que esa cifra es 64,7 millones de toneladas superiores a la de 2013, lo que indica que, durante la última década, esa selva fue un sumidero de carbono.
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Pero ahora es un “amortiguador muy pequeño”, según un análisis de Planet. “Hay razones para preocuparse de que el bioma pudiese invertirse de sumidero a fuente debido a la deforestación en curso”.
El retirar la vegetación elimina los árboles que absorben el carbono. Talarlos y quemarlos arroja más carbono a la atmósfera. Y con frecuencia la tierra despejada es utilizada para la agricultura y el pastoreo, actividades que producen gases de efecto invernadero.
David Lapola, profesor de la Universidad Estatal de Campinas que no formó parte del estudio, dijo a The Associated Press que los hallazgos coinciden con los de otras investigaciones.
Aunque la absorción total de carbono en la cuenca de la Amazonía sigue resultando positiva cuando se toman en cuenta solo las áreas que están intactas, la inclusión de la degradación forestal modifica el panorama, agregó Lapola.
Sin embargo, dijo también que la deforestación, que ha destruido aproximadamente el 20% de la Amazonía, es un problema más fácil de solucionar que el impacto del cambio climático sobre la selva, que enfrenta una intensa sequía por segundo año consecutivo.
“Es crucial poner nuestra atención en cómo el cambio climático y los eventos climáticos extremos pudiesen alterar el sumidero de carbono en los bosques intactos”, dijo Lapola. “Esto es considerablemente más difícil de atender, ya que involucra una labor concertada para reducir la emisión de gases de efecto invernadero”.