La maratoniana gira del ministro de Exteriores chino, Wang Yi, por las naciones insulares del Pacífico concluye este sábado con el intento fallido, por ahora, de firmar un pacto multilateral con una decena de estos países, un plan aún en marcha que evidencia la ambición de Pekín de consolidar su creciente influencia en esta zona.
Wang visita hoy Timor Oriental, donde se despide de un intenso tour de diez días que arrancó en las islas Salomón el pasado 26 de mayo, con paradas después en Kiribati, Samoa, Fiyi, Tonga, Vanuatu y Papúa Nueva Guinea.
Una gira por unas pequeñas y aisladas naciones que ha dado mucho que hablar por el paso hacia adelante de China en una zona estratégica históricamente bajo influencia de Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Acuerdo en bloque
Según un documento filtrado antes de la visita, China buscaba suscribir un acuerdo de cinco años con una decena de naciones del Pacífico con las que mantiene relaciones diplomáticas, que incluía el acceso a recursos marítimos y pesqueros, así como el refuerzo en la cooperación en seguridad y la creación de una zona de libre comercio.
No obstante, las reticencias de varios países frustraron los planes de Pekín, discutidos el pasado lunes durante una reunión virtual entre Wang y sus homólogos de las Islas Salomón, Kiribati, Samoa, Fiyi, Tonga, Vanuatu, Papúa Nueva Guinea, Islas Cook, Niue y los Estados Federados de Micronesia.
China toma la delantera
Aunque China no haya logrado regresar a Pekín con el pacto multilateral firmado, el viaje de Wang es cuanto menos un fracaso. Desde Fiyi, el ministro anticipó que continuará los contactos para rubricarlo en el futuro, mientras Samoa y Niue pedían más tiempo para “considerarlo”.
Durante la gira, China también publicó un informe sobre su posición en la zona, subrayando su “compromiso con profundizar su alianza estratégica” con las naciones del Pacífico, describiendo iniciativas para garantizar una comunicación regular con estos países.
Pekín pasa pues de ser un socio económico a ambicionar una mayor influencia en asuntos políticos y de seguridad en una región a miles de kilómetros de distancia de las dos superpotencias mundiales , tomando la delantera, según algunos analistas, a Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, que la han dejado de lado en los últimos años.
Mientras Wang ha viajado por ocho naciones insulares del Pacífico y mantenido reuniones con más de una decena, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se convertía el pasado febrero en el primer jefe de la diplomacia de su país en visitar Fiyi en 36 años, el único destino de la zona en el marco de una gira por Australia, Japón y Corea del Sur.
El mismo Blinken admitió la semana pasada que es China la que marca los pasos. “China es el único país con la intención tanto de cambiar el orden internacional, como el cada vez mayor poder económico, diplomático y tecnológico para hacerlo”, aseveró, prometiendo que Estados Unidos respondería al reto.
Los escollos de China
Pero no parece que China lo vaya a tener tan fácil. Fiyi anunció durante la gira de Wang su unión al Marco Económico del Indopacífico (IPEF), convirtiéndose en la primera nación insular del Pacífico en sumarse a una iniciativa presentada en mayo por Estados Unidos que cuenta con 14 miembros y que busca contrarrestar a Pekín en la región.
El más abiertamente negativo a los planes de Pekín ha sido de momento los Estados Federados de Micronesia, cuyo presidente, David Panuelo, envió una carta a los 21 líderes de la región insular advirtiendo que la propuesta china de buscar un pacto multilateral amenaza la estabilidad de la zona y puede detonar una “nueva guerra fría” con Occidente.
La sombra de una base militar
Aunque su objetivo de pasar a relacionarse con la zona en bloque, algo inédito que no hacen Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, ha fracasado inicialmente, Wang Yi firmó una lista de acuerdos bilaterales con varios países, reforzando los lazos diplomáticos con una región en la que lleva años expandiéndose en el ámbito comercial.
Asimismo, consolida su presencia en países como las islas Salomón, el primer destino de Wang, después de la firma en abril de un opaco acuerdo de seguridad bilateral que ha generado el temor a que China pueda establecer allí una base militar, algo que los signatarios niegan pero que Australia, Estados Unidos y Nueva Zelanda no descartan.
Australia mueve ficha
El viaje de Wang ha sido un catalizador de la carrera por avanzar posiciones en la zona. El mismo día en el que el canciller chino llegaba a las Salomón, su homóloga australiana, Penny Wong, aterrizaba en las islas Fiyi, desde donde advertía sobre las consecuencias de acercarse a China.
Wong, quien juró cargo el 23 de mayo, después de que el partido laborista –que tildó el pacto de seguridad entre China y las Salomón como “el mayor fracaso de la política de exteriores australiana en 80 años”- ganara las elecciones, visitó después Samoa y Tonga, con el objetivo de “renovar y fortalecer los profundos lazos de amistad” entre las naciones oceánicas.