En marzo de 2020, el jefe de la ONU, Antonio Guterres, se había mostrado contundente y muy presente en el inicio de la pandemia del COVID-19. Dos años después, parece fuera de escena y desarmado frente a la guerra desatada tras la invasión rusa de Ucrania.
“Está muy consternado”, confirmó a la AFP un alto funcionario de la ONU que pidió anonimato. Silencioso ante el vasto despliegue militar ruso en torno a las fronteras Ucrania, el ex primer ministro portugués decía todavía, poco antes de la invasión, que estaba “convencido” de que el mandatario ruso, Vladimir Putin, no se pasaría de la raya.
Un día antes, el 23 de febrero, durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad en Nueva York, el Secretario General de la ONU suplicó: “Señor Putin, no invada”. Al final de esta sesión surrealista tras la cual los tanques rusos entraron en Ucrania, imploró sin efecto: “¡Señor Putin, retire sus tropas!”.
Ya “muy pesimista” a finales del 2021 sobre el futuro del mundo, Antonio Guterres, que cumplirá 73 años el 30 de abril, lo es aún más hoy con una “guerra sin sentido” en el corazón del continente europeo, añadió el mismo funcionario.
“Guterres está bastante afectado, es su pesadilla”, estima un embajador ante el organismo bajo condición de anonimato.
Según varios diplomáticos, Guterres dio en el clavo al denunciar rápidamente una violación por parte de Rusia de la Carta de las Naciones Unidas que prohíbe “el uso de la fuerza... contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado”.
Incluso aunque los países bálticos y Ucrania consideran “que debería golpear más fuerte, tener un lenguaje mucho más claro y ofensivo”, dijo a la AFP otro diplomático que pidió no ser identificado.
Gracias a su argumento legal, en una “votación histórica” el 2 de marzo, 141 de los 193 países miembros condenaron a Rusia en la Asamblea General de la ONU.
Pero varios escollos persisten. El principal es una negativa categórica por parte de Putin de cualquier contacto con la ONU sobre la guerra en Ucrania. Putin estuvo a unos metros de Guterres en Pekín durante la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno a inicios de febrero, pero los dos funcionarios no se hablaron por una razón que se desconoce.
“Putin no está contento” con la reacción de Guterres a la invasión, confió el mismo embajador en cuestión.
Estilo telefónico
Aislado de Moscú, Guterres se sumerge en la discreción a riesgo de ser criticado. Angustiado, un miembro de su séquito le dijo a la AFP que “cruza los dedos” por un acto externo que permita detener la guerra.
¿Y si el jefe de las Naciones Unidas “se despertara antes de que termine la película?”, señaló irónicamente Bertrand Badie, profesor de relaciones internacionales en París. “¿Dónde está Guterres?”, añadió el historiador Stephen Schlesinger en Nueva York, en una columna para Passblue, medio especializado en la ONU. “Hasta ahora, no ha logrado ningún avance para detener la guerra”, lamentó este experto.
Yace la pregunta: ¿Está considerando ir a Ucrania cuando solo ha conversado una vez desde la invasión del 24 de febrero con el presidente Volodimir Zelenski?
“El sistema de Naciones Unidas en su conjunto, la Secretaría y quienes reportan al secretario general están en primera línea”, respondió su portavoz, Stéphane Dujarric. Se centra “en la diplomacia”, la “ayuda humanitaria” y alerta sobre “el impacto global de esta crisis” en el mundo, señaló a la AFP.
Antonio Guterres “no es” un articulador de gestiones directas, sino que su personalidad es de “un estilo telefónico”, argumentó el alto funcionario. Subrayó también la dificultad de la cabeza de la ONU para interactuar en un conflicto que involucra a las dos principales potencias militares del mundo: Rusia y Estados Unidos.
Nuevo orden
Cuando “sea necesario renovar los hilos del diálogo, para encontrar una solución, el secretario general podrá desempeñar un papel de mediador”, dijo en tono de esperanza otro embajador.
Después de la guerra, “el orden internacional, particularmente la ONU, enfrentará serias dudas sobre si sigue siendo adecuado para su propósito”, opinó Ashish Pradhan, del grupo de expertos International Crisis Group.
Según él, “las implicaciones para el Consejo de Seguridad, por ejemplo, probablemente sean bastante graves”.
Durante un discurso realizado el 10 de marzo, Antonio Guterres reconoció que la guerra en Ucrania estaba devolviendo al mundo “a la promesa fundacional de la Carta de las Naciones Unidas: salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”.