Venezuela está dejando que el bolívar se deprecie a medida que el gobierno intenta sofocar la creciente demanda de dólares estadounidenses desde las elecciones de julio, con el riesgo de provocar un nuevo brote de inflación.
Las autoridades han permitido que la moneda, estrictamente controlada, sufra la mayor caída en casi dos años. Ahora se cotiza a casi 43 bolívares por dólar, frente a los 37 que cotizaba a principios de octubre. La medida es una respuesta a la creciente brecha entre los tipos de cambio oficiales y los del mercado negro.
La moneda ha estado bajo una intensa presión tras la controvertida votación presidencial, ya que los venezolanos han tratado de vender bolívares a cambio de la seguridad del dólar estadounidense. El bolívar se cotiza a unos 51 por dólar en el mercado negro, frente a los 44 de principios de octubre.
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Dejar caer la tasa oficial es una apuesta de alto riesgo en un país que ha sido golpeado repetidamente por episodios de inflación galopante que han dejado a la moneda sin valor. Este año, el presidente Nicolás Maduro logró finalmente reducir la inflación a dos dígitos recortando el gasto e inundando el mercado de divisas con dólares. Las oscilaciones de precios en la economía dolarizada de facto están estrechamente correlacionadas con las variaciones del tipo de cambio.
“El gobierno ha tenido una estrategia de paridad cambiaria que ha sido exitosa”, pero requiere que el gobierno siga apoyándola con inyecciones crecientes de dólares, dijo Luis Vicente León, economista y presidente de la encuestadora caraqueña Datanálisis. “Se necesita cada vez más dinero para mantener el mismo nivel de equilibrio”.
El banco central ha invertido más de US$ 2,000 millones en el mercado cambiario oficial en los últimos meses para mantener estable la moneda, según Jesús Palacios, economista de la firma de análisis financiero Ecoanalítica, con sede en Caracas, lo que ha socavado los ingresos del petróleo.
Pero con Maduro declarando la victoria a pesar de la evidencia de la oposición que muestra que perdió las elecciones presidenciales en julio, hay una creciente incertidumbre en torno a la capacidad de su gobierno para mantener la oferta de dinero. Esto ha desencadenado una nueva demanda de billetes verdes.
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En octubre, el banco central vendió alrededor de US$ 500 millones a través del sistema bancario, frente a US$ 367 millones en septiembre, según estimaciones de la consultora Síntesis Financiera.
Sin embargo, esto ha hecho poco para contener el tipo de cambio del mercado negro, lo que ha dejado al gobierno pocas opciones salvo dejar que el tipo de cambio oficial se deprecie.
El impacto de esa decisión probablemente se refleje en el índice de precios al consumidor de octubre, según el informe de Síntesis Financiera. Hasta ahora, Maduro ha logrado mantener la inflación mensual por debajo del 2%, pero eso podría cambiar con el aumento del gasto de cara a la época navideña.
“El Gobierno no ha tenido la capacidad de atender el ritmo de la demanda, que se ha agudizado debido a las elecciones”, dijo Palacios.
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