Una China fuerte, firme y con un Ejército “de clase mundial” capaz de contrarrestar a sus rivales: es el anhelo de los mandatarios del régimen comunista para su profetizada “nueva era”, en la que el país, que este martes cumple 70 años, quiere demostrar que no sólo es una potencia emergente en lo económico.
Los expertos oficialistas chinos hablan de ello sin tapujos: "Debemos ser capaces de disuadir más allá de resistir", señala Chen Rongdi, jefe del Instituto de Estudios Bélicos de la Academia de Ciencias Militares del Ejército Popular de Liberación, en un reciente encuentro con la prensa para explicar los entresijos del último Libro Blanco de Defensa publicado este verano.
El tomo, lleno de referencias a las directrices marcadas por el presidente del país, Xi Jinping, deja claro la importancia de parar los pies a su principal antagonista, Estados Unidos, antes de que sea tarde. “El mundo está lejos de ser pacífico, y esto se debe a que Washington está ajustando sus estrategias de seguridad considerando a China como un competidor estratégico”, asevera Chen.
Además, el aniversario viene marcado por la guerra comercial con Washington, los conflictos en el Mar de China Meridional, las protestas en Hong Kong y las elecciones que se celebrarán en Taiwán el próximo enero, temas sobre los que China ha querido demostrar que, pese a las críticas y lo que considera injerencias del exterior, no tiene demasiada intención de cambiar sus postulados.
A ojos chinos, "Estados Unidos ha provocado e intensificado la competencia entre países, incrementado de forma significativa su gasto en defensa y socavado la estabilidad estratégica global", y por ello China debe convertir su Ejército en una fuerza "de clase mundial", "en consonancia con la posición del país en el mundo", afirma el investigador Cao Yanzhong del mismo centro militar.
Desde el otro lado del Pacífico, el analista estadounidense James H. Nolt, de la Universidad de Nueva York, cree que pese a estas advertencias las cosas no han cambiado tanto: "En realidad, ambos países tienen un gran interés en mantener la paz y el 'status quo'".
"Estados Unidos tendrá, al menos durante una generación, una gran ventaja en cuanto a poder marítimo y aéreo y la disuasión nuclear hace casi imposible una guerra". Y en caso de un conflicto menor, "Washington y sus aliados bloquearían el comercio exterior chino hundiendo su economía. China no puede hacer algo comparable a eso", señala.
De acuerdo con los expertos, la cuestión más espinosa que podría desencadenar algún tipo de conflicto entre las dos potencias es la taiwanesa, especialmente desde que China aseguró que no renuncia al uso de la fuerza en su obsesión por hacerse con la isla.
Además, la persistencia de las patrullas aéreas y navales de Estados Unidos y la reciente venta de aviones de combate estadounidenses a Taiwán -66 aeronaves F-16C/D- es vista por Pekín como un desafío que se suma al auge del independentismo con vistas a los comicios de enero.
Los militares chinos se afanan en señalar que China tiene "la fuerza y la determinación" suficiente como para invadir la isla si lo considerara necesario, pero siempre se cuidan de recordar que su Ejército es "de naturaleza defensiva", que sus tropas han destacado cuando han sido enviadas como fuerzas de paz de Naciones Unidas y que su objetivo es únicamente "defender su soberanía e intereses".
"China nunca buscará la hegemonía ni expandir su influencia. No seguirá el camino que en su día tomaron otros países. Somos una nación amante de la paz. Sabemos de la importancia que tiene esto porque China también sufrió agresiones en el pasado", asevera Chen.
Al margen de las palabras, la remodelación del Ejército más numeroso del mundo es una realidad, y ésta pasa por perfeccionar el entrenamiento militar mediante simulacros y maniobras, transferir más posiciones de oficial a efectivos que no tienen este grado y modernizar armas y equipos, según el propio Libro Blanco.
El volumen asegura que el presupuesto militar para el 2019 crecerá 7.5% hasta US$ 177,600 millones por el aumento del 8.1% visto en 2018 y el del 7 % registrado en el 2017.
Entre el nuevo armamento destaca el primer portaaviones fabricado por China, aún sin fecha definitiva y conocido como proyecto Tipo 001A, y que llevará en cubierta hasta 36 aviones de combate J-15 una vez que entre en servicio, según la cadena estatal china CCTV.
Construido en 26 meses, el portaaviones fue botado en abril del 2017 y desde mayo del 2018 ha llevado a cabo seis pruebas en el mar, más una séptima realizada este agosto.
Más allá de las sorpresas que pueda deparar el desfile del primero de octubre, otras inminentes novedades son los buques de asalto anfibio equipados con helicóptero tipo 075, una nueva generación de radares "indetectables" y novedosos misiles balísticos para los bombarderos H-6K.
A ellos se suman los 500 carros de combate Tipo 99 de tercera generación, el destructor de misiles guiados Xi'An -el más moderno de toda Asia- y los cazas J-20, que convirtieron a China en la tercera nación en fabricar aeronaves de quinta generación después de Estados Unidos y Rusia.
Por su parte, Nolt destaca el desarrollo de submarinos equipados con sistemas AIP (propulsión independiente de aire) como otra novedad significativa pero resta importancia a los misiles hipersónicos publicitados por los medios locales, dado que "queman combustible muy rápido y son de corto alcance".
“Las fuerzas chinas apenas tienen experiencia de combate y su tecnología es todavía inferior a la de otros países, especialmente Estados Unidos. Sí, han recuperado terreno y se están poniendo al día, pero todavía muy gradualmente”, remata el experto.