¿Cómo contar a Pablo Picasso de manera distinta para el 50 aniversario de su muerte? Esa pregunta se hizo el Museo Nacional Picasso de París y la respuesta se la encargó al diseñador británico Paul Smith, que con su sentido del color ha reimaginado el universo Picasso a prueba de la era de Instagram.
“Todo el mundo es tan visual ahora, con sus cámaras, con los teléfonos... Incluso las generaciones más jóvenes, con ocho años, diez, son muy visuales. He tratado de hacerlo muy visual para que puedan identificarse con ello, más que ser un trabajo elitista sobre una pared blanca”, explica Smith a Efe en la sala de “las rayas” de la exhibición, que recuerda a las camisetas del pintor malagueño.
El diseñador de moda británico ha reorganizado la colección del Museo Nacional Picasso de París, que es la más numerosa de obras y fondos del propio artista que existe, en 24 espacios que, aún respetando la cronología y temáticas ortodoxas, proponen una mirada lúdica a la obra del genio vanguardista.
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A ello contribuyen sobre todo los colores y las texturas, que el propio diseñador británico usa con un toque único para decorar las características tiendas de su marca homónima por todo el mundo, pero también la música y la iluminación.
Una sala dedicada a la tauromaquia picassiana se convierte en una experiencia inmersiva gracias a las paredes rojas, la del melancólico periodo azul ha sido alfombrada para que el ruido de los zapatos no quiebre la atmósfera sobria y otra con obras de los años 50 tiene hilo musical del pianista de jazz Thelonious Monk.
“Lo que muchas veces los museos olvidan es que los artistas hacían su trabajo para que la gente lo comprara y lo disfrutaran en sus casas. No necesariamente diseñaban para los museos, diseñaban para que la gente disfrutara”, recalca el diseñador británico, la víspera de la gran apertura de la muestra al público.
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Humor para releer a Picasso
El objetivo final es, según Smith, “que la gente se vaya con felicidad y con interés” por Picasso, un artista del que él estaba lejos de ser experto cuando le propusieron este proyecto, pero del que ahora alaba en especial su versatilidad.
Es algo con lo que él se siente identificado, la necesidad de cambio se impone para permanecer relevante en el vertiginoso mundo de la moda, pero que Smith hace por “razones comerciales”, dice, mientras que Picasso lo hizo por pura hambre creativa.
“No me daba cuenta de lo prolífico que era”, admite, “me gusta que no le avergonzaba decir que tenía influencias de Cézanne, del cubismo o que le gustaba mirar a Manet o Velázquez de nuevo. Siempre fue muy abierto”.
¿Y por qué llamaron a Paul Smith para la dirección artística de un exposición de este aniversario de Picasso? “No tengo ni idea, responde el propio diseñador riéndose. Es la pregunta que llevo haciéndome durante cuatro años”.
“Tener una mirada exterior permite releer la obra de Picasso, que tiene necesidad, diría, de un abordaje más ligero”, explica a EFE, por su parte, Cécile Debray, presidenta del museo parisino.
Para esta experta, la inabarcable influencia de Picasso en el arte, su compromiso político y su propio “pathos” personal ocultan demasiado a menudo la “dimensión humorística” de su obra.
La posibilidad de tomar distancia de esa mirada típicamente seria y académica, Debray también la relaciona con la capacidad de abrir la figura del pintor de “Las señoritas de Aviñón” a otros debates que son válidos y necesarios, como el papel de las mujeres en la vida y obra del autor en los tiempos del “Me too”.
Por eso, del 7 de marzo al 27 de agosto de este año -el de la celebración de “Picasso 1973-2023″, que conmemorará al autor del Guernica con numerosos actos, sobre todo en España y Francia, el Museo Picasso de París invita a los curiosos a venir con sus “preguntas” y con sus “críticas”, dice su directora, pero también abiertos a una experiencia “inesperada”, llena de humor y color.
Fuente: Agencia EFE.
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