(Foto: Difusión)
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“Kun” (Atrapados). Es el carácter del año elegido por más de 12 millones de internautas chinos y taiwaneses y el que mejor define el actual estado de las relaciones entre Pekín y Taipéi antes de las decisivas elecciones que celebra el próximo sábado.

Al margen de la popularidad de los candidatos o de sus promesas para impulsar el crecimiento económico, los taiwaneses deberán elegir en unos comicios que definirán su futuro inmediato y que, como en ocasiones anteriores, están marcados por las posturas que adopten los líderes electos respecto a

Las elecciones vienen marcadas por un año, el 2019, en el que Taiwán siguió perdiendo aliados diplomáticos en favor de una China ascendente, hasta quedarse en los quince actuales, así como por el impacto en la isla de las persistentes protestas en Hong Kong o del mayor acercamiento entre Washington y Taipéi.

Pero salvo sorpresa, la actual presidenta, Tsai Ing-wen, revalidará su cargo de mano del Partido Democrático Progresista (PDP), de acuerdo con las encuestas, que sin embargo cuestionan si obtendrá una amplia mayoría.

Su independentismo, aunque moderado, llevó a Tsai a dinamitar durante su primer mandato la política de acercamiento a Pekín que llevó a cabo su predecesor, el ahora opositor Kuomintang (KMT).

Un desencuentro que comenzó cuando la presidenta se desmarcó del llamado "principio de una sola China", refrendado por el KMT, que evita que se reconozca a Taiwán como un Estado independiente al reconocer que sólo hay un país llamado China -que abarca tanto la isla como la China continental- y que Pekín y Taipéi reclaman la totalidad de su territorio.

Taiwán, hoy más lejos de China

Para los estudiosos de la parte continental, la política de Tsai sólo ha conseguido aislar a la isla al limitar los intercambios con Pekín, adoptando políticas que, desde su punto de vista, han intentado en vano debilitar la influencia china en Taiwán.

"Las relaciones eran pacíficas hasta que Tsai llegó al poder. Si vuelve a ganar, seguirán en una suerte de 'paz fría' o 'confrontación fría'", augura a Efe el profesor Lin Gang, director del Centro para Estudios Taiwaneses de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, para quien los lazos se han deteriorado sólo por culpa de las "políticas restrictivas" de Tsai.

De hecho, Pekín ha intentado lidiar con Tsai con su tradicional estrategia del "palo y la zanahoria", consistente en ofrecer atractivas medidas orientadas a multiplicar los vínculos económicos y culturales entre los dos lados mientras incide en su idea de la "reunificación".

Así, el presidente chino, Xi Jinping, se negó a descartar el uso de la fuerza el año pasado, y recordó en varias ocasiones que no tolerará ningún intento secesionista: "Cualquier acción para dividir al país está condenada al fracaso".

Pero esa vehemencia, según los expertos taiwaneses, logró que Tsai recobrase la popularidad que había perdido en las elecciones locales de 2018, donde el PDP tocó suelo.

"Tsai le ha dado la vuelta al afirmar que defiende la soberanía de la isla para que los taiwaneses puedan preservar la libertad y la democracia", apunta el profesor Fan Shih-ping, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Taiwán.

Hong Kong en el retrovisor

Las protestas que se desataron hace ya siete meses en Hong Kong parecen haber fortalecido esta hipótesis, dado que Tsai encontró en ellas un motivo para rechazar la propuesta china de la reunificación mediante el ahora cuestionado modelo de "un país, dos sistemas".

Esta fórmula establece que Hong Kong es parte de China pero permite al territorio semiautónomo disfrutar de ciertas libertades que no existen en el resto del país.

Para salir de esta encrucijada, Tsai apostó por los derechos civiles, con renovados apoyos a los grupos aborígenes y a la comunidad LGTBI, convirtiendo a Taiwán en el primer país de Asia en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo.

"Taiwán está demostrando una creciente identidad propia, está dando ejemplo a la comunidad china en el mundo", comenta a Efe el profesor Sun Kuo-hsiang, profesor asociado del Departamento de Asuntos Internacionales de la Universidad taiwanesa de Nanhua.

Pero a ojos de Pekín, aunque la fórmula que se aplica en Hong Kong no goce de popularidad en Taiwán, es la única posible: "La propaganda y la desinformación de las autoridades taiwanesas han distorsionado a la sociedad, especialmente después de los incidentes en Hong Kong", afirma el profesor Zheng Wensheng, del Instituto para Estudios Taiwaneses de la Universidad china de Xiamen.

De acuerdo con el experto, la isla solo podrá mantener sus libertades con este modelo: "¿Prefieren en Taiwán 'un país, un sistema'? ¿Prefieren transformarse en un sistema socialista como en China continental?", pregunta el académico desde la ironía.

"Los comicios no van a cambiar el hecho de que Taiwán es parte de China. La reunificación es lo más beneficioso para Taiwán, es inevitable y ocurrirá tarde o temprano. Taiwán nunca podrá escapar de China", asegura Zheng, quien añade que un hipotético uso de la fuerza por parte de Pekín sólo llegará en caso de que la isla proclame la independencia o celebre un referéndum a tal efecto.

Continúa el cerco diplomático y Estados Unidos, al acecho

Las incursiones de aviones militares chinos en el espacio aéreo taiwanés aumentaron notablemente en el 2019, lo que provocó que Taiwán haya optado por comprar armamento a Estados Unidos, un acercamiento que podría realzar el papel de Taipéi en las estrategias de Washington para contener a China.

"A medida que China siga creciendo, Estados Unidos se involucrará más y más en Taiwán. No abandonará a su peón del Pacífico. Lo que desean es que Tsai se enfrente con China", según Zheng.

Mientras, el cerco diplomático chino se ha recrudecido en los cuatro años de mandato de Tsai, y podría jugar en su contra: desde que llegó al poder en el 2016, Taiwán ha perdido como aliados a El Salvador, Burkina Faso, Santo Tomé y Príncipe, Panamá, República Dominicana, Islas Salomón y Kiribati.

"Tsai ha perdido a siete aliados pero su índice de aprobación no ha disminuido. Si vuelve a ocurrir, los taiwaneses no la culparán a ella, sino que su impresión sobre China se volverá aún más negativa", apunta Fan desde Taipéi.

Un hipotético regreso del KMT de la mano de su candidato Han kuo-yu, un político hasta hace un año relativamente desconocido, tampoco daría un vuelco a las relaciones.

En su campaña, Han ha abogado por respaldar el principio de "una sola China" rechazando una posible independencia taiwanesa, pero también ha criticado la propuesta china para la "reunificación": su apuesta es que se mantenga el 'statu quo' en la isla.

“Han es un político atípico, no representa a la élite tradicional del KMT. Si Tsai es reelegida, China sólo podrá pedirle a Taiwán que mantenga el ‘statu quo’ mientras continúa fortaleciéndose. Pero si Han se impone, la agenda china para acercar lazos será aún más clara”, concluye Sun.