Los precios del gas no paran de subir en Europa, pero Rusia, el principal proveedor del Viejo Continente, no abre el grifo para así mantener su posición de socio ineludible.
Cada semana se baten récords y con la llegada del invierno tendrá repercusiones en el bolsillo de los consumidores.
La subida se debe a un conjunto de factores: recuperación económica global, tensión en el mercado de gas natural licuado (GNL), bajos niveles de almacenamiento en Europa, obras y un incendio en agosto en las infraestructuras rusas que redujo la oferta.
“Los precios en Europa ya han batido todos los récords posibles. Y quizá en un futuro próximo se vuelvan a batir”, declaró el viernes Alexéi Miller, jefe de Gazprom.
El miércoles, los precios alcanzaron los 79.31 euros (US$ 92.94) por megavatio hora, un máximo histórico en el mercado de referencia europeo (TTF) tras haber subido casi un 30% desde el comienzo de la semana.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, estas subidas no tendrán efecto alguno en los precios para el consumidor en Rusia.
Moscú se beneficia de la situación y no tiene la intención de recurrir a su capacidad de suministro adicional a través de Ucrania, lo que contribuye al alza de los precios.
El mensaje ruso es claro: el aumento de las exportaciones hacia Europa pasará por el polémico gasoducto Nord Stream 2 hacia Alemania, que acaba de terminar después de un acuerdo entre Berlín y Washington para evitarle sanciones económicas.
“No cabe duda de que una rápida entrada en servicio de Nord Stream 2 equilibrará considerablemente los parámetros de precios del gas natural en Europa”, dejó caer el portavoz del Kremlin esta semana.
Pero para ello necesita el visto bueno del regulador alemán y muchos países europeos temen que Moscú utilice la dependencia energética con fines políticos.
Según Dmitri Marinshenko, de la agencia de calificación Fitch, Rusia quiere “demostrar que Europa se enfrentará a un mercado de gas más restringido sin Nord Stream 2”. Y por consiguiente a precios más altos.
El gasoducto no se espera que entre en servicio antes del 2022 y el camino no se anuncia fácil.
El regulador alemán debe pedir la opinión de la Comisión Europea, un procedimiento que puede prolongarse cuatro meses, y tendrá que tomar en consideración lo que diga.
“Nord Stream 2 no es un proyecto de interés común para Europa”, comentó un portavoz de la Comisión.
Solicitud de investigación
“El objetivo de la Comisión es garantizar que Nord Stream 2 funcione de forma transparente y no discriminatoria” y “de acuerdo con el derecho internacional y europeo sobre la energía”, añadió.
Aparte del miedo a una mayor dependencia energética de Rusia, varios países europeos estiman que Nord Stream 2 traiciona los intereses de un aliado: Ucrania. Su presidente, Volodimir Zelenski, lo ha tachado de “arma geopolítica peligrosa del Kremlin”.
Alemania asegura haber negociado las salvaguardias necesarias, pero muchos no están convencidos de ello.
Algunos detractores de Rusia en Europa han optado por otro enfoque.
Cuarenta eurodiputados, sobre todo de Europa del Este, han pedido a la Comisión que investigue la explosión de los precios del gas, según una copia de una carta obtenida por la AFP.
Denuncian el “rechazo de Gazprom a responder a las demandas de los consumidores europeos” y lo consideran una “manipulación deliberada del mercado”.
Gazprom asegura que cumple con todas sus obligaciones y que trata de satisfacer las demandas.