La Organización Mundial del Comercio (OMC), nacida el 1 de enero de 1995, cumple 30 años en un momento de parálisis tanto negociadora como en sus órganos de resolución de disputas, una crisis que podría ahondar a partir de 2025 si se cumplen las amenazas proteccionistas del nuevo Gobierno de Estados Unidos.
La organización con sede en Ginebra es heredera del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT por sus siglas en inglés), un tratado comercial nacido en 1948, en el contexto del acercamiento multilateral de posguerra, que la comunidad internacional decidió dotar de institucionalidad décadas después.
Esto se logró tras ocho años de negociaciones (1986-1994) de la llamada Ronda Uruguay, con la firma el 15 de abril de 1994 del Tratado de Marrakech que sentó las bases para la OMC, entonces con algo más de 120 economías miembros y hoy con 166 (Comoras y Timor Oriental fueron los últimos en incorporarse en 2024).
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La organización, una de las pocas multilaterales en las que China ha admitido la presencia de Taiwán, ha propiciado una liberalización de la economía, marcada en estas décadas por la globalización, que ha beneficiado a muchos países en desarrollo, ayudando a que potencias emergentes como el mencionado gigante asiático, India o Brasil hayan alcanzado a otras tradicionales en PBI.
“La OMC ha anclado una economía global abierta y predecible que ha conseguido acelerar el crecimiento y el desarrollo en las últimas tres décadas, en las que 1.500 millones de personas han salido de la extrema pobreza”, resumió al recordar el acuerdo de Marrakech la actual directora general de la organización, Ngozi Okonjo-Iweala.
La OMC extendió los acuerdos sobre comercio de productos ya presentes en el GATT al comercio de servicios y la propiedad intelectual, y se dotó de instituciones como el órgano de solución de disputas, uno de los pocos “tribunales” con decisiones de carácter vinculante en el entramado multilateral.
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Un poderoso órgano en crisis
Sin embargo, es precisamente ese mecanismo de disputas el que actualmente evidencia una gran crisis en la OMC, ya que su más alta instancia, el órgano de apelación, ha dejado de poder funcionar desde hace más de un lustro por la negativa de uno solo de los miembros de la organización, Estados Unidos, a nombrar nuevos jueces.
Decenas de disputas sectoriales por aranceles o medidas antisubsidios considerados abusivos por una o varias economías parte de la OMC están actualmente en el limbo, un problema que comenzó con el primer gobierno de Donald Trump en Estados Unidos pero que el de su sucesor, Joe Biden, no quiso remediar.
Es el regreso de Trump el que causa mayor inquietud en la OMC y en el panorama general del comercio, ante sus amenazas con imponer fuertes aranceles a importantes socios de la primera economía mundial como China (ya víctima de ellos en el anterior mandato del presidente), México o Canadá.
En el seno de la OMC se espera que esto, además de perjudicar a los intercambios globales, aumente las disputas comerciales ante la organización, disputas que, con el órgano de apelación bloqueado podrían prolongarse durante años y no tener solución hasta que Washington no dé su brazo a torcer.
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Parálisis negociadora
No es la única parálisis que sufre una organización que, en materia negociadora, ha mostrado décadas de inmovilismo, simbolizadas por el hecho de que durante el GATT se logró culminar ocho rondas de conversaciones, incluida la última de Uruguay, pero con la OMC no ha finalizado ninguna.
La Ronda de Doha, novena en materia de comercio global y primera que se inició bajo el paraguas de la OMC en 2001, sigue sin avanzar desde hace más de 20 años, por las diferencias entre países en desarrollo y desarrollados por cuestiones como los subsidios a la agricultura, que los segundos quieren eliminar.
Sí se logró recientemente, en la XII Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Ginebra en 2022, un histórico acuerdo para la eliminación de subsidios a la pesca, aunque los intentos de ampliar ese consenso fracasaron en la XIII Ministerial de Abu Dabi 2024 y por ahora hay pesimismo en que se logre un avance en la siguiente conferencia de ministros de Comercia, prevista en Camerún en 2026.
“Hay muchos desafíos, pero el comercio sigue siendo una herramienta vital para resolverlos y construir un brillante futuro para la población mundial”, resumió Okonjo-Iweala este año, en el que fue reelegida como máxima responsable de la OMC para el periodo 2025-2029.
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