Una reestructuración de la deuda pública en pesos, nuevas restricciones cambiarias y una mayor presión tributaria son las recetas que expertos creen que Argentina podría aplicar en el segundo semestre del año para evitar una debacle y cumplir las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según analistas consultados por Reuters, Argentina enfrentará una compleja segunda mitad del 2022, con bajos ingresos de divisas por exportaciones agrícolas y un alto gasto en energía, en medio de una inflación cercana al 70% anual y severas dificultades financieras.
“Lo que podemos esperar durante el segundo semestre, suponiendo que el gobierno hará lo que esté en su poder para cumplir con las metas acordadas, son medidas que impliquen una mayor erogación del sector privado hacia el público. Esto es: nuevos impuestos y mayores cargos por tarifas, y políticas de mayores restricciones en el acceso a divisas”, dijo Gustavo Martin, analista de la firma Balanz.
El panorama global no parece ser favorable para el país: el aumento en la tasa de interés del Tesoro de Estados Unidos le dificultará cumplir con el acuerdo firmado en marzo pasado con el FMI para reestructurar una deuda de US$ 44,000 millones.
El compromiso establece que Argentina debe incrementar las reservas del banco central (BCRA), bajar la inflación y recortar subsidios para reducir el déficit, entre otros puntos.
El organismo crediticio fijó como objetivo para fin de junio un incremento de US$ 4,100 millones en las reservas internacionales del BCRA y alcanzar los 5.800 millones de dólares a fin de año.
“Todo parece indicar que el Gobierno no podrá cumplir la meta acordada con el FMI en materia de acumulación de reservas”, estimó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano.
“Sin embargo, podrá argumentar que ello fue producto del déficit de la balanza energética, debido al efecto sobre el precio de los combustibles que tuvo la invasión rusa a Ucrania”, añadió.
Se espera que el alza en los precios internacionales de la energía siga golpeando las arcas del BCRA, que debe desembolsar divisas para cubrir importaciones de gas licuado en el invierno austral.
Como la cosecha de soja y maíz, los principales cultivos del país, está finalizando, los ingresos de divisas por las fuertes exportaciones agrícolas tenderán a reducirse en la segunda mitad del año.
Deuda en pesos
Al no contar con acceso a los mercados de deuda, Argentina suele financiarse con la emisión de títulos en el mercado doméstico. Esta política, sin embargo, está mostrando sus límites.
“El problema más serio se plantea por el lado de la deuda en pesos. Al gobierno le resulta cada vez más difícil renovar la totalidad de los vencimientos y hay un creciente temor a que se recurra a un reperfilamiento de dicha deuda”, estimó Beker.
Recientemente el Ministerio de Economía realizó un inesperado canje de bonos por unos US$ 2,900 millones para reducir próximos vencimientos de deuda por lo que las presiones se postergaron para el resto del año.
Los bonos se desplomaron en las últimas semanas a niveles mínimos históricos ante una creciente salida de capitales, lo que llevó a que el riesgo país alcanzara niveles máximos de 2,431 puntos básicos.
“El mercado descuenta una reestructuración de deuda al estilo Bonex (canje compulsivo de títulos), porque es impagable la deuda. No tienen alternativas”, afirmó Mariano Sardáns, presidente ejecutivo de la Gerenciadora de Patrimonios FDI.
Recientemente, el FMI avaló la política macroeconómica del país tras un chequeo del acuerdo, pero dijo que revisará los objetivos trimestrales para reflejar el impacto de la guerra en Ucrania.
“Si no tiene acceso a los mercados de capitales, Argentina va a tener que reestructurar una y otra vez (la deuda en pesos), y la única forma de que tenga acceso al mercado de capitales es que el mercado crea que Argentina está realmente dispuesta a pagar su deuda”, dijo Gabriel Torres, de la calificadora Moody’s.
El gobierno modificó recientemente su meta de inflación a un rango anual de entre 52% y 62% para este año, un pronóstico difícil de cumplir: los precios minoristas subieron un 5.1% en mayo, con lo que acumulan un alza de 29.3% en lo que va del año. La inestabilidad amenaza con afectar la recuperación de la economía.
“La suba de tarifas impactará en los precios de junio y esperamos que la inflación vuelva a acelerarse. Para el 2022 proyectamos una inflación de 75%, y existen riesgos al alza”, dijo Isaías Marini, de la consultora Econviews.
La crisis, de todos modos, no es solo financiera: las feroces disputas políticas dentro de la coalición gobernante de centroizquierda han disparado la incertidumbre y minado la escasa credibilidad del presidente, Alberto Fernández. Pocos creen que el oficialismo pueda ser reelecto en los comicios del año próximo.