Gretter recibió en Cuba dinero que envía su esposo desde Estados Unidos. La operación empezó en bitcoins, se transformó en billetes cubanos y terminó en un viaje en bicicleta hasta la puerta de su casa. Ingenio caribeño.
Con las restricciones de viaje por la pandemia y el endurecimiento de las sanciones económicas aplicadas por Washington a la isla, cada vez se complica más el envío de remesas familiares.
En el 2017, estos montos fueron estimados en US$ 3,500 millones, según el economista cubano Carlos Mesa-Lago. Casi lo mismo que genera el turismo en la isla por año.
Aplicándole una dosis de creatividad propia de una isla que vive 58 años bajo bloqueo económico, Erich García, un programador y youtuber de 33 años, encontró una vía que va desde la blockchain (plataforma donde operan las criptomonedas) hasta La Habana.
“Encontramos esta variante del uso de criptomonedas como medida en la que no es necesario ningún banco”, explica Erich.
Varias entidades financieras han desistido de operar con Cuba a raíz de las sanciones que impone el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Washington busca un cambio de régimen en la isla, y quiere evitar provecho económico del gobierno en las transacciones.
Burlando el embargo, Erich lanzó hace unas semanas una plataforma que enlaza al que envía y al que recibe, aunque en medio intervienen varios actores para que el dinero llegue a su destinatario.
¿Cómo funciona?
“El que quiera enviar las remesas a Cuba, debe comprar bitcoins y enviarlos a través del sistema automatizado de bitremesas.com y le llega esa misma cantidad (equivalente en dinero cubano) a su beneficiario en Cuba”, explica Erich.
La operación empieza: quien envía dinero debe tener una billetera electrónica con bitcoins (BTC), una moneda cada vez más extendida.
Nacida en el 2009, un bitcoin equivalía en febrero del 2011 a un dólar. Actualmente supera los US$ 11,500.
Tras colocar el monto y datos del beneficiario, el esposo de Gretter mandó 0.0087 BTC (US$ 100). A través de un código QR, la página de remesas se enlaza con la billetera electrónica que el remitente tiene en su celular. Listo el primer paso.
Para el segundo paso, hay una red de “entusiastas” en Cuba ávidos de bitcoins, atentos a que Erich les avise que una remesa entró.
En Cuba es difícil adquirir bitcoins convencionalmente, así que quienes quieren comprar están dispuestos o a pagar más o a ceder parte de sus ganancias.
Vía WhatsApp o Telegram, entre ellos empieza una “puja negativa”: compiten por cuántos bitcoins están dispuestos a perder para adjudicarse esa operación. Normalmente es hasta 25%.
En esta subasta el ganador fue Adalberto Orta, de 33 años, también programador. Él debe entregar a Gretter el equivalente a US$ 100 en dinero cubano. Pueden ser 100 CUC o 2,500 CUP.
Si ella tuviera cuenta bancaria, Adalberto le haría una transferencia. Pero como no tiene, toma su bicicleta y, a punta de pedal y sudor bajo el calor caribeño, recorre 14 km para hacerle llegar el dinero.
Todos ganan
“Mi esposo se enteró por YouTube, y decidió probar, es más seguro, porque no tengo que salir a la calle con esta situación (del COVID-19)”, dice Gretter, de 28 años.
Mientras habla entra una llamada al celular. Es su esposo, para preguntar si el dinero llegó.
Con la misión cumplida, Erich finalmente libera a Adalberto los bitcoins que se adjudicó con la transacción.
Todos ganan: el que envía y el que recibe no pagan comisión, bitremesas logra hacer una ganancia de hasta un 25% por cada operación y el “entusiasta” consigue comprar bitcoins.Muchos “cubanos reciben remesas de los Estados Unidos, y se la ponen difícil, si los cogen operando en los sitios oficiales les ponen una multa costosísima”, señala Adalberto.
Él usa sus bitcoins tanto para ahorrar como para comprar servicios online de películas o videojuegos, imposibles de adquirir con tarjetas bancarias cubanas.
De acuerdo con Erich, cálculos extraoficiales hablan de una comunidad de 10,000 cubanos que usan bitcoins. Pero muchos lo hacen aún con reserva. La AFP contactó a una pizzería y a un taxista que prefirieron no comentar su experiencia.
Para Adalberto, “ese miedo hay que combatirlo y se combate alfabetizando tecnológicamente”, ya que las posibilidades de uso son amplias.
“No tenemos acceso a plataformas de pago ni con Stripe, ni con Visa, Mastercard, Paypal, Union Pay, no tenemos acceso a nada, a ningún recurso de esos. ¿Qué tecnología nos ha permitido soñar, ver otros escenarios? La blockchain, el bitcoin”, dice Erich.