Venezuela empezó a implementar el lunes un sistema de precios del combustible que revierte en gran medida la política de fuertes subsidios que imperó por décadas en el país, dejando largas colas y conductores confundidos mientras el gobierno busca poner fin a la escasez con gasolina importada de Irán.
La gasolina barata se ha considerado por largo tiempo casi un derecho de nacimiento en el país miembro de la OPEP, pero la sequía de las estaciones de servicio en los últimos meses debido a la muy baja refinación doméstica y a sanciones estadounidenses para sacar del poder al ilegítimo presidente Nicolás Maduro han dejado a los conductores con las manos vacías.
Desafiando las amenazas de Estados Unidos, Irán envió una flotilla de cinco tanqueros con combustible a Venezuela, que han estado llegando desde la semana pasada. Teherán dijo el lunes que mandaría más si Caracas lo solicita.
Maduro anunció el sábado un sistema de dos niveles en el que los conductores pueden comprar hasta 120 litros de gasolina en moneda local por mes a un precio equivalente a US$ 0.025 por litro, y al superar la cuota deben pagar hasta US$ 0.50 por litro. Ese último precio en principio solo se cobra en 200 estaciones que venden sin restricción de volumen.
El nuevo plan generó dudas entre los trabajadores y consumidores en todo el país en su primer día de implementación. A las 09.00 hora local varias gasolineras en Caracas seguían cerradas mientras personal y fuerzas de seguridad supervisaban la distribución en medio de la confusión, a la espera de instrucciones de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
"Tenemos gasolina, pero no está claro si estamos vendiendo a un precio (subsidiado) o dolarizado", dijo Jefferson Suárez, un militar que organizaba una fila en una estación del este de Caracas.
Fuera de Caracas, el comienzo del nuevo sistema fue aun más tortuoso. En el estado fronterizo de Táchira, muchas estaciones no abrieron, mientras que en las ciudades occidentales de Barquisimeto y Maracaibo se quedaron rápidamente sin gasolina a precio subsidiado.
El presidente de PDVSA, Asdrúbal Chávez, reconoció que "todavía hay cosas que debemos solucionar en este proceso". En entrevista en la televisión estatal, el funcionario agregó que "le pedimos a nuestra gente un poco de paciencia mientras corregimos estos pequeños detalles".
¿Bolívares o dólares?
El pago del combustible subsidiado, del cual los vehículos estaban surtiendo hasta 30 litros en la mayoría de las 1,800 estaciones del país, se complicó aun más por el mal funcionamiento de las máquinas de pago electrónico y la escasez de moneda local, lo que llevó a algunas gasolineras a cobrar en dólares.
Esta semana también arrancó una flexibilización de la cuarentena nacional que permitió abrir a los bancos, que solo daban en efectivo un máximo de 100,000 bolívares, el equivalente a US$ 0.50, insuficiente para llenar el tanque de un vehículo incluso al precio subsidiado.
En muchas bombas pedían una tarjeta de identificación venezolana y una cuenta bancaria para comprar combustible al precio subsidiado, mientras que otras requerían que los vehículos estuvieran registrados en el "Sistema Patria", una base de datos utilizada por el gobierno para administrar los beneficios de asistencia social.
Después de un período inicial de 90 días, los conductores que deseen comprar gasolina a precio subsidiado deberán mostrar un "Carnet de la Patria" afiliado al sistema. Grupos de derechos humanos han expresado su preocupación de que el gobierno de Maduro use las tarjetas como herramienta de control social.
Las filas frente a las estaciones ocupaban varias cuadras, incluso en aquellas que ofrecían gasolina más costosa. "Es mejor pagarles oficialmente en la estación de servicio en lugar de pagar a los funcionarios corruptos del gobierno", dijo Julio Aponte, de 36 años, conductor de motocicletas de reparto en Caracas.
La escasez aguda había alentado recientemente un mercado negro que obligaba a las personas a pagar al menos dos dólares por litro. PDVSA no respondió a solicitud de comentarios.
Otra personas, aunque agradecidas por la llegada del combustible importado, están preocupados por cómo pagarán una vez que excedan la cuota del subsidio.
“Es una cadena y todo se volverá más caro”, dijo Julio Arrivillaga, un abogado de 51 años. “Con los subsidios está bien, pero no puedo pagar US$ 0.50 por litro con mi salario de menos de US$ 10 al mes”.