Durante las últimas dos semanas, las protestas contra una reforma tributaria propuesta por el Gobierno colombiano han dejado decenas de muertos, cientos de heridos y paralizado gran parte del país. Al menos 15 personas han muerto en Cali, la tercera ciudad más grande de Colombia, donde más de 10,000 soldados y policías luchan contra manifestantes que han bloqueado la carretera principal, incendiado autobuses y atacado estaciones de policía. La violencia amenaza la estabilidad de la segunda democracia más poblada de Sudamérica y un socio clave en la guerra de Estados Unidos contra el narcotráfico. También resalta la urgente necesidad de ayudar a América Latina a volver al crecimiento y lograr controlar la pandemia.