Emso Asset Management apuesta a una recuperación de la deuda argentina, uno de los países con los incumplimientos más tristemente célebres del mundo, atraída por la posibilidad de un giro favorable al mercado en las elecciones de este año.
Es una apuesta que depende de la salida del presidente Alberto Fernández, durante cuyo mandato la economía del país se ha hundido y la inflación se ha disparado a un máximo de tres décadas del 95%. Según Patrick Esteruelas, de Emso, un nuevo liderazgo desencadenaría una recuperación de la deuda argentina en dólares, lo que recompensaría a los más valientes de Wall Street.
“Argentina es la oportunidad de crédito de mercados emergentes más interesante que existe, sin excepción”, afirma Esteruelas, que dirige el ´parla investigación del fondo de cobertura desde Miami. “No es solo una cuestión de baratura subyacente, porque Argentina, en ese sentido, siempre ha sido barata. Se necesita un catalizador, y para mí son las elecciones”.
Algunas de las apuestas más exitosas de Emso en los últimos años incluyen deuda del gigante brasileño Petróleo Brasileiro SA, bonos de obligación general de Puerto Rico y una visión alcista de la deuda de Argentina entre el 2013 y 2015, que según datos de JPMorgan Chase & Co. subió aproximadamente un 80% sobre una base de retorno total durante ese período.
Recientemente, los bonos del país con vencimiento en el 2035 se han mantenido por debajo de los 30 centavos por dólar, un precio al que rinden aproximadamente el 20%, un nivel de dificultad que refleja el riesgo de default.
Por supuesto, esto es típico de Argentina: el país ha incumplido nueve veces el pago de sus obligaciones de bonos extranjeros desde su independencia hace más de dos siglos. El Gobierno debe aproximadamente US$ 65,000 millones a los tenedores de bonos externos de la deuda que fue reestructurada más recientemente en el 2020.
Para Esteruelas, cuya empresa administra US$ 5,300 millones en activos totales, precios tan bajos significan que un posible nuevo Gobierno —y un nuevo conjunto de reformas y políticas económicas— llegarán lejos en Wall Street. Además, incluso con rígidos controles cambiarios, la caída del 42% del tipo de cambio oficial del peso el año pasado y la condena por fraude de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la economía sigue estando en mejor forma que hace dos décadas.
“Argentina hoy es un desastre, pero no es un desastre como el de 2002″, dijo Esteruelas, refiriéndose al peor colapso económico de la historia del país, cuando la deuda pública se disparó por encima del 150% del producto interno bruto. “Pensar que la situación es parecida a la del 2002 y que deberíamos descontar ese nivel de reestructuración y valores con descuento es una estupidez”.
Aunque admite el riesgo de un nuevo default en el 2024, cuando venzan los mayores pagos de deuda, Esteruelas espera que los valores de recuperación bajo un nuevo Gobierno ronden los 50 centavos por dólar, muy por encima de los niveles actuales.
Mientras tanto, habla de una oportunidad, ya que el Gobierno de Fernández, con problemas de liquidez, se enfrenta a votantes agotados por los altos precios. Esas dificultades podrían desencadenar un amplio rechazo a los políticos peronistas, afirma, tanto en el palacio presidencial como en el Senado.
Argentina tiene previsto celebrar primarias obligatorias este año, que serán seguidas por las elecciones generales en octubre.
“Es una oportunidad fenomenal”, dijo. Si el nuevo liderazgo político conduce a mejoras económicas, “hay un estado del mundo en el que puede que Argentina ni siquiera tenga que reestructurar su deuda”.