La sombra del padrino siciliano Matteo Messina Denaro, capturado el lunes en Palermo después de 30 años prófugo, sigue acechando en su pueblo natal, Castelvetrano, donde pocos manifiestan su satisfacción y muchos guardan silencio.
En las calles de esa ciudad de cerca de 30,000 almas, la mayoría evita responder a las preguntas de los periodistas de la AFP sobre la detención del último gran capo de Cosa Nostra, de 60 años, arrestado en una clínica donde se trataba un cáncer.
Muchos transeúntes se esconden detrás de sus paraguas o aceleran el paso para no responder, con el rostro serio e incluso hostil.
“En este pueblo no nos gusta hablar mucho”, susurra un anciano, visiblemente exasperado por las hordas de periodistas que han invadido su pueblo.
“La mafia mata, pero también el silencio”, solía decir Peppino Impastato, un periodista siciliano ejecutado por Cosa Nostra en 1978 después de haber denunciado “la omertá”, el silencio que rige en la sociedad siciliana.
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Michele, un arquitecto de 39 años, quien estaba acompañado por su esposa y su bebé, finalmente acepta hablar pero con la condición de mantener el anonimato.
“Estamos muy felices, lo que sucedió tenía que haber sucedido hace mucho tiempo”, afirma.
“Ahora nos toca a nosotros, a toda la ciudad, cambiar. Podíamos haber empezado mucho antes de la detención”, reconoce con amargura.
Matteo Messina Denaro, un despiadado asesino, hijo de un temido padrino de la mafia local, lideró desde la clandestinidad un imperio criminal y económico, cuyo poder se extiende por toda la isla y llega hasta su capital, Palermo.
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Las cajas de Pandora
Ante la histórica detención de Messina Denaro, el alcalde de su ciudad natal, Enzo Alfano, manifiesta su cautela.
“Hemos pasado una página, pero no se puede decir que la mafia haya sido derrotada”, advierte.
“No podemos bajar la guardia”, subraya durante una entrevista con la AFP en su oficina, en la plaza principal del casco histórico.
Castelvetrano “quiere liberarse de esta capa de plomo que le ha impedido respirar a muchos de sus habitantes”, dice.
“Queremos presentarnos ante el mundo por lo que somos: una ciudad hermosa con un parque arqueológico” importante, llamado Selinunte, que data de la dominación griega y que cuenta con una serie de suntuosos templos frente al mar.
Pero, aunque el centro histórico luce bien, las afueras están en mal estado; las carreteras, llenas de baches; los edificios, a medio construir y la basura, abandonada en medio del campo.
La ciudad, cuyo ayuntamiento tuvo que ser intervenido por el Estado debido a delitos de mafia, cuenta con pocos fondos. El alcalde espera que el turismo alimente las arcas.
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El concejal, de barba blanca, también espera que “se arroje luz sobre la identidad de quienes ayudaron al capo mafioso a esconderse” por tantos años.
El padrino, condenado varias veces en ausencia a cadena perpetua, se encuentra en una prisión de alta seguridad en una región del centro de Italia.
La víspera se negó a declarar en uno de los tantos juicios en los que está involucrado.
Marta Capaccioni, una joven activista antimafia de 23 años, espera que colabore, “ya que no es un simple ejecutor, sino uno de los principales líderes de Cosa Nostra, que conoce muchos secretos sobre los atentados contra los jueces antimafia Giovanni Falcone y Palolo Borsellino” en 1992.
La joven, que vive en Palermo, viajó para ver con sus propios ojos el escondite del padrino, allanado esta semana y localizado en un simple pero cómodo edificio de Campobello di Mazzara, a unos 10 kilómetros de Castelvetrano.
“Se podrían abrir tantas cajas de Pandora sobre la historia reciente de nuestro país, sobre los partidos políticos que han colaborado con la mafia”, afirma, mientras se interroga sobre cómo pudo el criminal más buscado de Italia eludir a la policía durante tantos años.
“Es una vergüenza que haya podido estar 30 años prófugo tranquilamente en su ciudad natal gracias a las protecciones con las que contaba”, lamenta, indignada.
Fuente: AFP