Aunque el confinamiento y el aislamiento de dos meses llegaron a su fin, en Huanggang, ciudad de la provincia china de Hubei, donde apareció la pandemia, los habitantes creen que el nuevo coronavirus “sigue siendo un peligro”.
La vida vuelve poco a poco a la normalidad en Hubei, cuyos 50 millones de habitantes estaban de facto en cuarentena desde finales de enero.
Es el caso de Huanggang, una de las ciudades más afectadas por la epidemia, donde sus 7.5 millones de habitantes están de nuevo autorizados a desplazarse, incluso fuera de la provincia.
En una calle comercial decorada con farollilos rojos, un grupo de repartidores espera los pedidos frente a un restaurante. Pero hay pocos clientes y de todas maneras tampoco está permitido comer en el interior.
Una vendedora de panqueques explica que ha vuelto a trabajar después de dos meses de confinamiento.
"Me siento más libre" por poder salir de casa, dice esta mujer que no quiso identificarse, aunque lamenta que los negocios "no vayan tan bien como antes".
Chen Wenjun, una farmacéutica de 22 años, vuelve a disfrutar del placer de salir, aunque sigue estando muy atenta y lleva una mascarilla.
"A pesar de que muchos lugares vuelven a estar abiertos tenemos que estar muy atentos", explica la mujer, acompañada por dos amigos junto a un tenderete de comida.
Huanggang está situada a unos 75 kilómetros al sudeste de Wuhan, la capital provincial, que tiene el mayor número de víctimas del Covid-19 (más de 2,500).
La actividad demora en arrancar.
La mayoría de hoteles están cerrados y solo algunos de ellos tienen unos pocos clientes. En las calles hay numerosas advertencias oficiales que recuerdan que la epidemia no ha terminado.
"Reunirse para jugar a las cartas es un suicidio", dice una de las banderolas rojas colgada en una calle, en referencia a una de las actividades preferidas de los jubilados chinos.
"Si no lleva mascarilla, el virus puede enamorarse de usted", dice otro de estos mensajes oficiales.
Desde la aparición del virus en diciembre en Hubei, unas 3,000 personas fueron contaminadas en Huanggang y 125 murieron, según las autoridades.
Aprovechando el levantamiento de las restricciones de viaje, muchos habitantes intentan salir de la ciudad o de la provincia.
Los habitantes de Wuhan, la capital provincial donde el coronavirus apareció por primera vez en diciembre, todavía tendrán que esperar hasta el 8 de abril.
En la estación de Huanggang, varios agentes controlan que los pasajeros no se acerquen demasiado los unos con los otros. Pero algunas salas de espera están llenas a rebosar.
Los periodistas de la AFP pudieron salir de la estación pero solo cuando se pusieron una segunda mascarilla quirúrgica encima de la primera, obedeciendo las órdenes de la policía ferroviaria.
A pesar de una mejora, la situación en Huanggang “todavía es peligrosa”, dijo un agente.