Panamá, que elige presidente este domingo, ocupa un delgado territorio en Centroamérica que cobró protagonismo en la crisis migratoria regional. Cruzado por un canal interoceánico, tiene una economía pujante, pero una mala reputación de paraíso fiscal.
El canal
El canal de Panamá, de 80 km de largo, une el Pacífico con el Atlántico y mueve el 6% del comercio marítimo mundial. Sus principales usuarios son Estados Unidos y China, con el que el país ha fortalecido sus nexos económicos y de inversión tras romper con Taiwán en 2017.
Estados Unidos lo terminó en 1914, tras un fracasado intento francés. Por 86 años la Zona del Canal fue un Estado dentro de otro Estado.
En 1977, el presidente estadounidense Jimmy Carter y el general nacionalista panameño Omar Torrijos firmaron los acuerdos de traspaso del canal a Panamá, para fines de 1999.
Ampliado en 2016, es el motor de la economía del país, que creció 7.3% en 2023.
Noriega y EE.UU.
El 20 de diciembre de 1989, el Ejército estadounidense invadió Panamá y derrocó al dictador Manuel Antonio Noriega, a quien capturó y llevó a Estados Unidos, donde lo condenó por narcotráfico.
Oficialmente la invasión dejó unos 500 muertos, pero algunas organizaciones aseguran que fueron miles, sobre todo en el bombardeo del barrio El Chorrillo, próximo al cuartel de Noriega.
Tras la invasión, Panamá disolvió el ejército. Desde entonces hay elecciones periódicas.
Noriega estuvo preso por narcotráfico, blanqueo de capitales y desaparición de opositores en Estados Unidos, Francia y Panamá, donde murió en 2017.
Los “Panama Papers”
La imagen de “paraíso fiscal” empeoró con el escándalo de los “Panama Papers” en abril de 2016, cuando el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación informó que personalidades de todo el mundo evadieron impuestos y blanquearon capitales a través del bufete panameño de abogados Mossack Fonseca.
La investigación se basó en la filtración de 11.5 millones de documentos del bufete.
Gobernantes, políticos, banqueros, deportistas y artistas ocultaron propiedades, empresas, activos y ganancias a través de la constitución de sociedades opacas en Panamá.
Tras los “Panama Papers” el país introdujo reformas legales, pero la Unión Europea lo mantiene en su lista de “paraísos fiscales”.
El “Dubái de las Américas”
La capital de Panamá es la ciudad de los rascacielos en América Latina.
El expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014) promovía a Panamá como el “Dubái de las Américas” por sus rascacielos, casinos, 150 bancos y el único metro de Centroamérica.
Pero el país, de 4.4 millones de habitantes, tiene una pobreza del 22%, escasez de agua potable y un deficiente sistema de recolección de basura.
Su sistema político está marcado por el clientelismo y la corrupción. Martinelli fue condenado por blanqueo capitales y se asiló en febrero en la Embajada de Nicaragua para no ir a prisión.
Pero Panamá también es tierra de folclor y música. Es cuna del salsero Rubén Blades, autor de la popular canción “Pedro Navaja” y del exboxeador Roberto “Manos de Piedra” Durán.
El temido Darién
El territorio panameño es selvático y la zona más inhóspita es la jungla del Darién, fronteriza con Colombia.
En ella jamás se pudo terminar la ruta Panamericana y ahora sirve de paso de migrantes que desde Sudamérica van a Estados Unidos: más de medio millón en 2023.
Los migrantes, en su mayoría venezolanos, haitianos, ecuatorianos, colombianos y chinos, se enfrentan al peligro de bandas criminales, animales salvajes y ríos caudalosos.