El sector tecnológico israelí, que representa casi la mitad de las exportaciones del país, cerró filas desde el inicio del conflicto con Hamás el 7 de octubre, con muchas empresas tratando de ayudar a la población civil.
Eran Orr, director general de la empresa estadounidense-israelí XRHealth, regresó a Israel hace unos días tras el ataque lanzado por Hamás el 7 de octubre que desencadenó una guerra en el la que murieron miles de civiles en Israel y Gaza.
Su empresa, creada en 2016, desarrolla cascos de realidad virtual utilizados con fines terapéuticos. Acaba de ofrecer cientos de ellos a hospitales en Israel para ayudar a los sobrevivientes que sufren de estrés postraumático, porque “hay una necesidad urgente y no hay suficientes especialistas en salud mental”, explica Orr, contactado por teléfono por la AFP.
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”Estamos tratando de obtener donaciones para implementar estas soluciones entre las personas que las necesitan, incluso en sus hogares”, afirma el empresario, que está buscando 3 millones de dólares para “equipar 2,000 hogares directamente afectados por los ataques”.
Los ejemplos se multiplican en un país que cuenta con no menos de 7,500 empresas tecnológicas, según Start-Up Nation central (SNC), ONG israelí que pone en relación inversores y jóvenes empresarios.
El sector tecnológico representó el año pasado 18% del PIB del país, 14% de la población asalariada e incluso 48% de las exportaciones (71.000 millones de dólares).
Desde el desarrollo de programas hasta la producción de chips electrónicos, todos los grandes actores internacionales están presentes, atraídos por este rico ecosistema. Pero con la guerra los objetivos cambiaron.
Desde el 7 de octubre, más de 1.400 personas fueron asesinadas en Israel, la mayoría civiles, según las autoridades israelíes. Entre los muertos hay más de 300 militares.
Del lado palestino, el ministerio de Salud de Hamás anunció que los bombardeos lanzados en represalia mataron a más de 7.000 personas, en su inmensa mayoría civiles.
Responder a necesidades inmediatas
En estas circunstancias, “debemos responder a necesidades inmediatas. Debemos ver cómo usar nuestra tecnología para encontrar una solución”, explica Avi Hasson, director de SNC.
”Utilizamos el poder de la tecnología para ayudar al país por ejemplo creando rápidamente plataformas para hacer donaciones para las personas que las necesitan”, detalla Merav Bahat, cofundadora de la empresa de ciberseguridad Dazz y sin noticias del primo de su marido, uno de los más de 200 secuestrados en Israel por Hamás el 7 de octubre.
Wix, importante plataforma israelí de creación de sitios internet, forma parte de un grupo de empresas emergentes que crearon en pocos días una iniciativa para conectar la comunidad tecnológica con las necesidades de la población. Doscientos noventa empresas israelíes ya se ofrecieron como voluntarias.
Entre las solicitudes figura la implementación de botones de pánico virtuales para acelerar el proceso de llamada de las fuerzas de seguridad, detalla Wix en un correo electrónico a la AFP.
Todas estas iniciativas exigen una reorganización en un sector en el que muchos asalariados son reservistas. SNC estima que 15% de los efectivos fueron convocados y por lo tanto están lejos de las oficinas.
En Trullion, una empresa de contabilidad asistida por inteligencia artificial, “10% de los efectivos fueron convocados. La mayoría está en servicio militar activo y se encuentra justo en la frontera, cerca de Gaza y al norte, cerca del Líbano”, detalla el presidente Isaac Heller, que se estableció en Israel con su familia hace cinco años.
”Mantenemos un contacto diario con ellos”, detalla.
Para continuar su actividad la empresa cuenta con los empleados situados en el extranjero: “el equipo de Nueva York trabaja horas extras. En el espacio de una noche nos convertimos en una familia”, cuenta el empresario.
¿Qué impacto tendrá el conflicto en el desarrollo del sector en Israel?
En los últimos meses, la financiación de las empresas de nueva creación ya se había reducido drásticamente en todo el mundo, en un contexto de desaceleración económica, según Hasson, de SNC.
Los acontecimientos actuales plantean “ciertamente un desafío, pero dudo que haya un solo inversor que no haya tenido en cuenta este factor al invertir en Israel”, afirma.
Al presentar sus resultados trimestrales el jueves por la noche, el gigante estadounidense de chips Intel anunció que su fábrica en Israel seguía abierta.
”No temo por el sector tecnológico. Tengo miedo de la crisis humanitaria, ya sean los más de 200 rehenes detenidos por Hamás, como el pueblo palestino de Gaza”, lamenta Heller.