La destrucción de su hábitat y los cazadores furtivos han diezmado la población de elefantes de selva africanos, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) afirma que están en peligro de extinción.
El Loxodonta cyclotis es más pequeño que su primo de las sabanas y vive principalmente en la selva de África Central y Occidental.
En 30 años, ha visto disminuir su población un 86% y ahora se considera que está en peligro crítico de extinción, advirtió la UICN recientemente en una actualización de su lista roja de especies amenazadas.
Por su parte, la población de elefantes de sabana (Loxodonta africana) descendió al menos 60% en los últimos 50 años y se encuentra clasificada como “en peligro”.
La UICN hace ahora una distinción entre las dos especies de elefante que se encuentran en el continente.
La clasificación de las dos especies “subraya las presiones constantes a las que deben hacer frente estos animales emblemáticos”, subraya Bruno Oberle, director general de la organización, una de las principales oenegés mundiales que trabajan por la conservación de la biodiversidad.
Hace 50 años, alrededor de 1.5 millones de elefantes recorrían toda África, pero el censo más reciente de grandes mamíferos en el 2016 se redujo a 415,000.
¡Alerta!
“Son realmente descensos marcados”, explica, Benson Okita Ouma, de la ONG Salvar a los Elefantes y copresidente del grupo de especialistas de elefantes africanos en la UICN.
Esta disminución debería “activar la alarma”, estima, aunque el próximo censo no se espera hasta el 2021 o 2023.
Los elefantes no van a desaparecer de África de la noche a la mañana, según él, pero “esta clasificación debe servir de advertencia de que si no cambiamos el curso de las cosas, tenemos buenas posibilidades de ver estos animales afectados por la extinción”.
Los expertos estiman, sobre la base del estudio del genoma, que es mejor tratar por separado las dos especies de elefante africano (hay una tercera en Asia), según la UICN.
Los elefantes de la selva ocupan actualmente sólo una cuarta parte de su territorio original y las poblaciones más importantes se encuentran en Gabón y en el Congo.
El elefante de sabana prefiere un hábitat más abierto en África subsahariana.
Caza furtiva intensiva
La caída del número de especímenes de ambas especies se aceleró desde el 2008, cuando se intensificó la caza furtiva de colmillos de marfil, alcanzando su punto culminante en el 2011.
Y aunque el fenómeno perdió intensidad, sigue amenazando a los elefantes, subraya la UICN.
Para Okita Ouma, quizás lo más preocupante sea la destrucción del hábitat de los elefantes para aumentar la superficie de las tierras agrícolas o la explotación forestal.
“Si no planificamos correctamente nuestra explotación de la tierra, habrá formas indirectas de muerte”, incluso si logramos detener la caza furtiva y otros sacrificios ilegales.
El informe también hace hincapié en aspectos más positivos, como los éxitos en materia de conservación de los paquidermos en zonas protegidas, bien gestionadas, en Gabón y el Congo.
En el sur de África, el número de elefantes de sabana también es estable e incluso está creciendo en la zona de conservación transfronteriza de Kavango Zambezi.
La pandemia de coronavirus también tiene repercusiones en los esfuerzos de conservación de la naturaleza al privar a los países de los ingresos del turismo que se utilizaban para financiar esos esfuerzos.
Por el contrario, la caída de la actividad humana permitió a los elefantes “recolonizar” ciertas zonas de las que la actividad humana los había expulsado.