(Foto: Reuters).
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Los estereotipos negativos sobre las personas mayores incluidos en los sistemas de inteligencia artificial (IA), cada vez más presentes en el ámbito de la salud, amenazan directamente la calidad de los tratamientos a los ancianos, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el sector de la salud, la IA tiene un gran potencial para mejorar la calidad de los tratamientos, pero “la codificación de estereotipos, de prejuicios o de discriminaciones en la IA o su manifestación en la forma en que se utiliza podría socavar la calidad de los cuidados para las personas mayores”, afirmó la OMS en un nuevo informe sobre el tema.

La IA se basa en el uso de extensas bases de datos que a menudo están hechas, compartidas y analizadas de forma poco transparente.

Como ya ha sido demostrado a nivel del género o el origen, estas bases de datos pueden estar sesgadas y reproducir, o amplificar, prácticas discriminatorias por edad, ya muy extendidas en los sistemas de salud.

“Los hombres mayores se benefician a menudo de exámenes más profundos que las mujeres mayores, o tienen más posibilidades de recibir ciertos tratamientos o cuidados preventivos”, señala la doctora Vania de la Fuente-Núñez, que forma parte de la célula “envejecer con salud” de la OMS.

La responsable también hace hincapié en los accesos a los cuidados intensivos o al oxigeno decididos en función de la edad durante los momentos más críticos de la pandemia de COVID-19.

“Los algoritmos de la IA pueden incrustar las desigualdades existentes en el ámbito de la salud y discriminar sistemáticamente a una escala mucho más amplia que los sesgos individuales”, señala el documento.

Estos defectos se pueden ver agravados por la infrarrepresentación de las personas mayores en las bases de datos utilizadas. Como los algoritmos se basan en informaciones acumuladas a partir de poblaciones jóvenes, existe el riesgo de que falte lo que es específico de los grupos de edad avanzada.

No obstante, el informe también subraya los beneficios que pueden obtener los ancianos con estos sistemas de IA en materia de salud, como en la prevención de caídas o de otras urgencias médicas, gracias a la recogida de datos mediante los accesorios conectados.

La IA también puede actuar en la medicina preventiva, al predecir de forma más precisa la evolución de una enfermedad y sus riesgos.

“Brecha digital”

Pero aunque permite contrarrestar en parte la falta de personal, la IA también puede reducir el contacto físico entre trabajadores sanitarios y pacientes mayores.

Y eso hace que “se limiten las ocasiones de combatir la discriminación por edad a través de las interacciones entre generaciones”, indica la doctora De la Fuente-Núñez.

Y también existe “una enorme brecha digital”, alerta la doctora, que contribuye a aislar a las personas mayores, menos acostumbradas a las nuevas tecnologías, y dejarlas a un lado de un sistema sanitario donde la digitalización está ganando terreno a gran velocidad.

El informe aconseja combatir este problema informando mejor a las personas mayores sobre los sistemas digitales, pero también implicándolas más en todos los aspectos que pueden afectar en la forma en que son cuidadas.

Además de asociarlos en la elaboración de los algoritmos, es necesario incluirlos en los comités éticos, por ejemplo, o asegurarse que las agencias sanitarias los consultan para detectar y eliminar los sesgos.

“La IA es prometedora, pero se debe ser prudente porque también presenta riesgos”, zanja De la Fuente-Núñez.