El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enfrentado muchos retos durante la pandemia de coronavirus: insultos racistas, amenazas de muerte, caricaturas en redes sociales —se lo mostró como muñeco de ventrílocuo en manos del presidente chino Xi Jinping— y recorte de fondos por Estados Unidos.
En medio de todo esto, Tedros Adhanom Ghebreyesus se ha enfocado en una tarea principal: generar “solidaridad” internacional contra una pandemia que ha matado a 300,000 personas y paralizado la actividad económica de países pobres y ricos por igual.
Muchos especialistas en salud pública han elogiado en general su manejo de la pandemia a pesar de las críticas dirigidas a la agencia de salud de la ONU por el gobierno de Donald Trump.
La semana próxima, la trayectoria de Tedros estará bajo los reflectores durante el evento anual más importante de la OMS —la Asamblea Mundial de la Salud— en una versión “virtual” y abreviada enfocada en el COVID-19.
Los detractores y críticos citan su trayectoria como ministro en Etiopía, con su historia de gobiernos autoritarios. Poco después de asumir en el 2017, designó al entonces presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, “embajador de buena voluntad de la OMS”, pero retiró la designación ante la ola mundial de indignación que generó.
Recientemente, Trump criticó a la OMS por sus elogios a China y su manejo del brote en sus inicios, colocando a Tedros en medio del enfrentamiento político entre Estados Unidos y China. Aunque se abstuvo de criticar a las potencias y elogió tanto a Trump como Xi, hizo algunas insinuaciones dirigidas aparentemente a Beijing y Washington.
“No aprovechen este virus para pelearse entre ustedes o ganar puntos políticos. Es peligroso”, dijo en una exhortación reciente al mundo. “Es el problema político que podría alimentar aún más esta pandemia”.
Tedros, de 55 años, ha sufrido los golpes tanto de la política como de las pandemias. Especialista en malaria con un doctorado en microbiología de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, fue ministro de Salud y canciller de Etiopía hasta su elección en el 2017 en una de las contiendas más disputadas de la OMS.
Es el primer jefe de la OMS oriundo de África y el primero que no tiene título de médico, hecho que sus detractores gustan de destacar.
Tedros nació en la ciudad de Asmara antes de que ésta y el resto de Eritrea se separasen de Etiopía. Como muchos etíopes, usa solo su nombre de pila. Padre de cinco hijos, ha tuiteado sobre sus paseos en bicicleta con su hija. Hace unos años, trató de aprender a tocar el saxofón, pero desistió debido al exceso de trabajo.
Uno de sus promotores es Melinda Gates, cuya ONG es el segundo donante mundial de la OMS. Se le reconoce la expansión de la salud pública como ministro de Salud etíope del 2005 al 2012.
Tedros usa el sentido del humor, la ignorancia fingida y el encanto personal para desarmar o esquivar a sus detractores.
Ha aprovechado la fama de Lady Gaga y el apoyo de gobernantes europeos, y ha llamado al presidente del gobierno español Pedro Sánchez “mi hermano”. Se presenta como “doctor Tedros” para destacar su doctorado y tiene un millón de seguidores en Twitter.