Los expertos dudan sobre la capacidad de los reguladores para poner barreras efectivas a las monedas digitales.  (Foto: Difusión)
Los expertos dudan sobre la capacidad de los reguladores para poner barreras efectivas a las monedas digitales. (Foto: Difusión)

Las criptomonedas están en el punto de mira de los países del G7 por su posible uso para sortear las sanciones impuestas a , pero al mismo tiempo se han convertido en un filón empleado por para financiar su economía de guerra.

Durante las últimas semanas, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea (UE) han reforzado sus controles sobre el bitcóin y otras divisas virtuales al considerarlas potenciales vehículos para esquivar el bloqueo económico sobre , debido a su carácter anónimo y a la facilidad de usarlas al margen del sistema financiero convencional.

Estas mismas particularidades han hecho que el Gobierno de haya promovido durante la invasión rusa las donaciones de criptomonedas para financiar la compra de material de Defensa y otros suministros, cuando sus bancos no pueden operar con normalidad y escasean sus reservas de divisas.

Los expertos dudan sobre la capacidad de los reguladores para poner barreras efectivas a las monedas digitales, mientras que los movimientos en los mercados apuntan a su uso creciente como activo refugio tanto por ciudadanos rusos como ucranianos.

Controles inefectivos

Usar criptomonedas para evadir las sanciones sobre Rusia “sigue siendo posible” pese a los nuevos controles aplicados por la comunidad internacional, dice Naoyuki Iwashita, profesor de la Universidad nipona de Kioto especializado en “fintech”.

Las medidas tomadas por países como o exigen a las casas de cambio de criptomonedas bloquear toda transacción que pueda implicar a particulares o entidades sujetos a sanciones, y para ello se basan en un marco jurídico previo que obliga a estas entidades a identificar a sus usuarios.

Pero eso no impide las operaciones con bitcóin u otras divisas virtuales sin recurrir a las casas de cambio, por ejemplo remitiendo criptomonedas directamente entre dos “carteras digitales” privadas, para lo cual solo se necesitan unas claves de destino -o un sencillo código QR- y sin desvelar la identidad de remitente ni destinatario.

“Ningún país tiene herramientas efectivas para controlar las transferencias de criptoactivos de usuarios sin intermediarios”, explica Iwashita, quien añade que aunque esas prácticas no son comunes entre inversores corrientes, sí están al alcance de organizaciones que recurren a ellas “de forma sistemática para lavar dinero”.

“Bitcóin fue desarrollado con el objetivo de hacer transferencias de dinero anónimas. Es imposible imponer el mismo tipo de controles que se aplican a transferencias financieras internacionales”, subraya este académico y asesor del Ejecutivo nipón en materia de criptomonedas.

Un “salvavidas” para Ucrania

El Ministerio de Transformación Digital de Ucrania ha recaudado más de US$ 65 millones desde el inicio de la guerra a través de una plataforma de donaciones en criptomonedas que puso en marcha junto a los operadores del sector FTX y Everstake, en la primera iniciativa público-privada de este tipo en el mundo, según sus creadores.

El dinero recaudado se emplea para comprar “cascos, chalecos antibalas o gafas de visión nocturna” y otros equipamientos no letales para las tropas ucranianas, según explica el titular del citado ministerio Mykhailo Fedorov, en la web de la plataforma, Aid for Ukraine.

“Las cripto han sido un verdadero salvavidas gracias a su facilidad de uso”, afirmó a través de su cuenta de Twitter el viceministro ucraniano de Transformación Digital, Alex Bornyakov, quien junto a Fedorov ha promovido una ley para legalizar este tipo de monedas en el país.

Las donaciones son convertidas en grivna, la divisa nacional, y otras monedas corrientes en las arcas públicas de Kiev, aunque las autoridades ucranianas también han acordado pagos directamente en criptomonedas con sus proveedores, ya que estos pueden realizarse en cuestión de minutos en lugar de los “días” que lleva una transferencia internacional convencional, según Bornyakov.

¿Activos refugio?

El volumen de criptomonedas cambiadas por rublos y grivnas se ha disparado desde el inicio de la guerra, según muestran datos recopilados por la firma de análisis de mercado Arcane, que apunta a la busca de activos refugio ante el riesgo de colapso del sistema bancario nacional de ambos países como posibles causas.

El pasado 28 de febrero, se alcanzó un récord diario de compras de USDT (Tether, criptomoneda con valor vinculado al dólar), de US$ 35 millones, mientras que los cambios de rublo a bitcóin (BTC) se multiplicaron por diez.

En fechas similares, las transacciones entre la divisa ucraniana y bitcóin y USDT se triplicaron o cuadruplicaron, según datos de la casa de cambio Binance, la que mueve un mayor volumen de operaciones a nivel global.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, mostró su “gran preocupación” por estos elevados volúmenes de compras de rublos a BTC en el contexto actual, que a su juicio indican que los criptoactivos “se están usando para circunvalar las sanciones” sobre Moscú, durante una conferencia virtual el Banco de Pagos Internacionales (BPI).

El antes citado experto nipón, sin embargo, pide “cautela” a la hora de analizar esos excepcionales volúmenes de transacciones.

“Es posible que algunos rusos hayan elegido el bitcóin como activo para evacuar sus rublos ante la posibilidad de sanciones”, señala Iwashita, quien no obstante ve “poco probable” que la más popular de las criptomonedas sea empleada para transacciones internacionales -como las que están sujetas a sanciones- debido a su alta volatilidad.

La guerra de Ucrania, en cualquier caso, parece mostrar nuevos casos prácticos de uso de las criptomonedas, consideradas hasta ahora principalmente activos especulativos, además de haber atraído aún más la lupa de los reguladores.

BlackRock, la mayor firma de inversión del mundo, señaló este jueves en una carta a sus accionistas que el conflicto podría acelerar la adopción de las criptomonedas por parte de países que quieran reducir su dependencia de otras divisas.

“Un sistema global de pagos digitales, diseñado cuidadosamente, podría mejorar la liquidación de transacciones internacionales, al tiempo que se reduce el riesgo de lavado de dinero y de corrupción”, señaló su consejero delegado, Larry Fink, anteriormente muy escéptico con los criptoactivos.