La batalla por proteger a la gente de los portadores que no saben que tienen el coronavirus gana intensidad y enfrenta a gobiernos que se afanan por comprar equipo protector, al tiempo que genera nuevos interrogantes acerca de quiénes deben usar mascarillas, hacerse tomar la temperatura o incluso salir de sus casas.
En Wuhan, la ciudad china donde surgió el virus en diciembre, un símbolo verde en los teléfonos de sus residentes determina sus movimientos.
Un “código verde” indica que no tiene el virus. Se lo debe mostrar para tomar un tren subterráneo, alojarse en un hotel o ingresar a esta urbe de 11 millones de habitantes. Se mantienen severas restricciones para quienes tienen símbolos amarillo o rojo.
En el norte de Italia, el país con más muertes por el virus -más de 13,000-, guardias con “pistolas” que miden la temperatura deciden si una persona puede ingresar a un supermercado o no.
En Los Ángeles, el alcalde recomendó que sus 4 millones de residentes usen mascarillas. Las máscaras son obligatorias en Israel para toda persona que sale de su casa, lo mismo que para quienes ingresan a tiendas de comestibles en Austria y en farmacias en Pakistán.
Un alto funcionario de la región oriental de Francia, la más afectada por el virus, se quejó el jueves de que funcionarios estadounidenses se quedaron con un cargamento de mascarillas reservado para Francia en un aeropuerto chino.
“En la pista, llegan los estadounidenses, sacan efectivo y pagan tres o cuatro vedes más por nuestras órdenes”, dijo el doctor Jean Rottner, presidente del consejo regional de Grand Est y médico de la sala de emergencias de un hospital de Mulhouse, en declaraciones a la radio RTL.
Investigadores de Singapur calcularon el miércoles que aproximadamente 10% de los contagios son generados por portadores que no tiene síntomas y tal vez nunca los tenga.
En Grecia las autoridades colocaron las 2,400 personas de un campamento de refugiados en cuarentena el jueves tras descubrir que un tercio de las 63 personas con las que con las que tuvo contacto una mujer con el virus habían dado positivo, sin que ninguno tuviese síntomas.
El principal experto del gobierno estadounidense en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci, dijo que no se sabe por qué algunas personas tienen síntomas leves o directamente no tienen síntomas, mientras que otras se enferman de gravedad.
“Llevo casi 50 años lidiando con enfermedades infecciosas y les puedo decir que no termino de entender del todo este mecanismo”, dijo Fauci al programa “Today” de NBC.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos dicen que cualquier persona puede ser portadora del virus, tenga o no síntomas. Pero tanto esa entidad como la Organización Mundial de la Salud insisten en que no todo el mundo debe usar mascarillas.
El alcalde de Los Ángeles Erici Garcetti dijo que una “banda ajustada” puede reducir las posibilidades de transmisión del virus y le recordó a la gente que hay que mantener cierta distancia de los demás.
“Vamos a tener que acostumbrarnos a vernos así”, expresó, mientras se colocaba una mascarilla.
En Japón, donde el uso de mascarillas está muy difundido, el gobierno planeaba enviar por correo dos máscaras a cada uno de los 50 millones de hogares.
Nueve de los principales hospitales universitarios de Europa dijeron el jueves que se quedarán sin medicinas básicas para los pacientes del Covid-19 en las unidades de cuidados intensivos en menos de dos semanas. La Alianza de Hospitales Universitarios Europeos dijo que los países deberían cooperar, no competir, y negarse a exportar drogas, para garantizar el suministro de medicinas a los pacientes más graves.
Escribieron que las existencias de relajantes musculares, sedantes y analgésicos se acabarán probablemente en dos días en los hospitales más abrumados y en dos semanas en los demás. La organización representa hospitales de Austria, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica, Suecia y España.
Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, donde ya hay más de 2,000 muertes por el virus, dijo que los estados de Estados Unidos compiten entre ellos por el equipo protector y los respiradores, y a veces con el gobierno nacional, que paga más.
Más de un millón de personas en todo el mundo han contraído el virus, según la Universidad John Hopkins. Más de 50,000 murieron y 202,000 se recuperaron.
Las cifras, no obstante, probablemente sean mucho más altas ya que la capacidad de hacer pruebas es limitada, los países tienen distintas fórmulas para contabilizar los muertos y muchos casos no son reportados.
El virus causa síntomas leves o moderados en la mayor parte de la gente, pero también puede generar trastornos serios e incluso la muerte, sobre todo en ancianos y en personas con problemas de salud.
Muchos gobiernos están imitando lo que hizo China, que en enero asiló completamente a toda una provincia de 70 millones de personas. Los residentes de Wuhan, el epicentro del brote, están empezando a volver a trabajar.